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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Cuando la diferencia no es un alumno

La educación es materia muy sensible al llegar septiembre y por un quítame allá esas pajas se monta la de mi señor, a diestro como a siniestro. En la comarca de O Salnés no hay curso que no empiece o termine con follón. Este año no podía ser menos. A Illa vuelve a estar en pie de guerra porque Pérez Ares, el delegado territorial, se empeña en no desdoblar un aula porque a su juicio solo sobra un alumno, es decir son 26 frente al máximo de 25 que marca la Ley. Los padres han montado en cólera pues hace un año se destituyó al director porque retrasó un día, un solo día, el comienzo de las clases por cuestiones organizativas.

Pero no solo en A Illa aparecen extravagancias. La pasada semana, Educación reculó y aceptó el nombramiento de un segundo jefe de estudios para el Anexo de A Lomba con el argumento de que el centro está distanciado dos kilómetros, uno en A Xunqueira y otro casi en Carril. Quizás fuera mejor que se independicen para siempre y que cada uno cuente con su propio equipo directivo.

Pero este mismo argumento no ha servido para el Castro Alobre que también ha quedado sin uno de los jefes de estudio, en este caso porque los dos centros distintos se encuentran separados solo 200 metros e imparte clases en Secundaria y Bachillerato.

El malestar también llegó a Rubiáns porque la reforma del gimnasio se ha quedado en agua de borrajas, en este caso porque cambió el color político de la Diputación.

Un poco más lejos, en el colegio Rosalía de Castro de O Grove, el edificio escolar se encuentra en obras, con vallas y andamios en sus paredes principales, a pesar de que el curso ya ha comenzado.

Y no queda ahí la cosa. Los comedores, el transporte, el cambio de todos los libros de texto, la reducción de ayudas para adquisición de material escolar y otros muchos etcéteras, convierten el inicio de las clases en un verdadero quebradero de cabeza para toda la comunidad escolar sobre todo en época de crisis cuando muchas economías domésticas todavía no están saneadas. Educación presume de que su presupuesto no bajó ¿Qué pasa entonces?

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