En cien días Franklin Delano Roosevelt fraguó el New Deal, un paquete de medidas que incluía 15 reformas legislativas, y que permitiría salir a Estados Unidos de la Gran Depresión. Supuso un hito y un referente, y 82 años después se sigue evaluando a los Gobiernos por lo hecho en sus primeros cien días. Pues, esta semana los nuevos Gobiernos municipales han cumplido sus primeros cien días de acción. Una de las novedades del 24-M en Galicia fue el relevo del PP en las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol a manos de las Mareas, candidaturas de la izquieda alternativa, que asestaron un duro golpe al partido en el poder, pero también a la oposición de siempre, PSdeG y BNG.

Habrá quienes opinen que cien días poco margen dan para hacer algo y que el cambio se visualice. Otros sostendrán que el primer asalto es clave para saber si la ciudadanía se ha equivocado en su elección. En este caso antes de emitir veredicto, yo sería generosa y ampliaría el periodo de gracia, pues el éxito o fracaso de las Mareas se decidirá en cuestión de semanas, cuando se diluirán en proyectos locales como azucarillos en el café, si solo se quedan en eso, en proyectos de ciudad, o se convertirán en algo más, en una Marea gallega capaz de recoger la esperanza de cambio por la que miles de votantes apostaron el 24-M y hacerla más grande. Podrán justificar el resultado que sea a posteriori, pero las candidaturas de Xulio Ferreiro en A Coruña, de Martiño Noriega en Santiago y de Jorge Suárez en Ferrol nacieron con mayores ambiciones. Fueron el germen, la probeta diseñada a conciencia para ensayar un nuevo proyecto político gallego. Lograron con su resultado en las urnas sembrar la ilusión en muchos electores de izquierda, que dieron por hecho que la Marea gallega, o como quiera que se llame o deba llamarse, estaba hecha y, sin embargo, ahora asisten con cierto escepticismo a los tiras y aflojas entre Anova, Podemos, Izquierda Unida y hasta ocho partidos para ver quién lidera el proyecto o quién controla la sopa de siglas. Si no hay lista única, el fracaso será de todos ellos, aunque los culpables sean unos pocos y tengan nombres y apellidos. ¿Volverá a pecar la izquierda y el nacionalismo de egoísmo y atrincherarse en su leira?

En la semana que termina se han sentado a la mesa, publicamente y en privado, para explorar la opción de un pacto, que por el momento se hace de rogar. No han sido los únicos. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y su conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, se han empleado a fondo para convencer a los ganaderos de que la solución a la crisis del sector lácteo pasa por el principio de acuerdo negociado por el Ministerio de Agricultura y aceptado por la industria y la distribución, pero los productores, que ya son incapaces de llevar la cuenta de las tractoradas que han protagonizados en los últimos viente años, no se fían.

En el plazo de cuarenta y ocho horas, Feijóo intentó en dos reuniones y durante seis horas devolver los tractores a las granjas, pues las protestas siempre disgustan a los gobernantes de turno, tanto como gustan a la oposición, y más en periodo preelectoral. Todavía no lo ha conseguido, pero las primeras divisiones, tras cinco días de manifestaciones en la capital gallega, empiezan a resquebrajar la unidad del sector. El bloqueo a la industria supone palabras mayores. El sector se merece una solución. Abocados al cierre si persisten los precios por debajo del coste de producir leche, no tienen mucho que perder, así se entiende el pulso que algunos le están echando a la industria, a las grandes superficies comerciales y también al poder político, pero ¿cuántas veces David vence a Goliat? ¿será así esta vez?

Diálogo, en cambio, es lo que ha faltado entre PSdeG y PSOE, que acaba de lanzar un video electoral de Pedro Sánchez con barones autonómicos para las elecciones catalanas, y se ha olvidado de Besteiro, el secretario general del partido en una comunidad histórica. Sale el alcalde de Vigo y vicepresidente de la FEMP, Abel Caballero. En la rúa do Pino se enteraron del video cuando ya circulaba por las redes sociales. ¿Será falta de diálogo o es que en Ferraz tras su imputación ya dan por amortizado a Besteiro?