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Cien líneas

Prusés

Día de la Diada y lanzamiento en órbita del proceso que escriben procés y leen prusés, de manera que, como el catalán es un idioma fonético -tal es su identidad-, prusés le va a quedar. Quien aún dude que coja un diccionario catalán-español -si es antiguo, mejor, antes de las manipulaciones de las últimas décadas- y en un minuto llega a esa conclusión: una variante fonética y gracias.

El mitema del proceso es a su vez un juego de palabras que empezaron a utilizar los amigos de los pistoleros etarras. Los pistoleros públicamente nunca dijeron nada, solo hablaban asesinando. O con capucha, pero es imposible saber a quién corresponde el rostro que oculta. No hay forma de atribuir identidades.

Pues eso, decían proceso y punto. O prusés para el caso que nos ocupa. No añaden la referencia. Queda en el aire una duda calculada que se despeja cuando interesa.

¿Qué prusés? A estas alturas es evidente que los separatas lo quieren todo y ya. Pero, ojo, seguro que se conforman con una hacienda propia como vascos y navarros. La mayoría firmaría encantada ese gran avance..., desde su óptica, claro.

A mí todo esto me recuerda aquellas comedias entre Fernández Pilla y el ministerio de turno o la institución pública que fuese.

Antes de iniciar las negociaciones ya estaban de acuerdo en todo. Pero, compañero, de lo que se trata es de escenificar durante meses y meses unas durísimas pugnas y fingir aparatosas victorias.

Aquí, lo mismo. Mariano Rajoy quiere cambiar la Constitución -obviamente para darle a Cataluña una semiindependencia- y Felipe González dice que Cataluña es una nación.

Está todo pactado y decidido, el prusés es una farsa.

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