Uno...
El debate de la cuestión ENCE no ha hecho más que empezar y la semana que acaba ha sido amplia en acciones y reacciones de todo tipo. Se libra en dos direcciones muy concretas como son, por un lado la vertiente política donde se ve que el bando que lidera el alcalde de Pontevedra (léase sus correligionarios de Poio y Bueu, el de Sanxenxo, y la presidenta de la Diputación, por un lado y la alcaldesa de Marín por otro, "sola ante el peligro") libran una batalla institucional que busca la eliminación de las factorías ubicadas en Lourizán sin atender a las razones de las propias empresas ni a los peligros que corren sus trabajadores y quienes de forma más indirecta tiene su sustento en ellas. Ya decíamos en el "Mirador" de la pasada semana que había empezado la guerra y, la guerra, en efecto, está servida porque, de frente a la intención de la mayoría de los políticos, se encuentran los intereses y, sobre todo, la preocupación de los trabajadores y sus sindicatos que también han empezado a dar la batalla poniendo de relieve, consecuentemente, la evidencia de que a la señora que manda en la Diputación por mor de quien sustenta su mandato, le importa poco lo que piense y lo que diga tan amplio y ampliable colectivo.
... y tres
