El por qué arde en Galicia, y en particular en Ourense, es una pregunta que nunca tiene respuesta. La indignación y los compromisos cuando surgen las llamas se desinflan a los pocos días dejando un paisaje negro y a los afectados sin respuestas. Pero tampoco hay contestación para el quién. Todos saben pero nadie dice ni nadie ve y así la impunidad juega a favor de un mal que ya es crónico.