El meollo de la cuestión está en adivinar si Mariano Rajoy repetirá o no estará el próximo año en el Castillo de Soutomaior para celebrar la apertura del curso político, bien a causa de una prohibición por parte de la Diputación Provincial, o bien por culpa de una derrota en las próximas elecciones.
La diferencia entre una y otra circunstancia resulta abismal. El primer supuesto se lo trae más o menos al pairo. Pero no ocurre lo mismo con el segundo motivo, puesto que ya no sería presidente del Gobierno y seguramente tampoco estaría al frente del Partido Popular.
Como resulta bien sabido, Rajoy es responsable directo de todo lo malo que ocurre en este país. ¡Estaría bueno! A cuenta de ese principio sobreentendido, Santos Héctor, secretario provincial del PSOE, ha tenido la santa ocurrencia de echarle la culpa del tremendo disgusto de una novia el día de su boda. Solo le faltó añadir que ya tenía un voto menos en buena lógica. Tal afrenta no se perdona fácilmente.
La cumbre del PP en Soutomaior coincidió el mismo día y a la misma hora con un banquete de boda. Y el servicio de seguridad del presidente se alborotó ante la llegada de tanto invitado que no estaba previsto, y se las vio y se las deseo para clarificar semejante enredo.
Luís García Berlanga habría hecho una película memorable sobre un embrollo tan morrocotudo. Suerte que los militantes del PP estaban avisados de presentarse en mangas de camisa como el presidente. En caso distinto, llevarían su mejor traje para codearse con Rajoy. A ver qué policía entonces sería capaz de diferenciarlos de los invitados a la boda de la enojada novia, con toda la razón del mundo.
Santos Héctor y el equipo de gobierno PSOE-BNG de la Diputación Provincial tienen que preocuparse más a partir de ahora de gestionar mejor y de prohibir menos el uso del Castillo de Soutomaior. Su fallo resulta perdonable porque acaban de llegar y tienen mucho que aprender. Pero la culpa de este lío, como diría Rajoy, ha sido exclusivamente suya, en tanto que responsables, dueños y señores de la morada de Pedro Madruga.
