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Ilustres

La Universidad Laboral de Ourense cumple cuarenta años

En julio de 1974 Cano Lasso, arquitecto de gran prestigio, y su colaborador Sanz Sanz firman en Madrid la memoria del proyecto de la Universidad Laboral de Ourense. Esta será construida en once meses durante alguno de los cuales llegaron a trabajar cerca de quinientas personas. El presupuesto de la obra, que fue entregada el 15 de agosto de 1975, alcanzó los ciento setenta millones doscientas treinta y cuatro mil setecientas setenta y dos pesetas y cincuenta céntimos.

La Universidad Laboral de Ourense, junto con la de Vigo, fue el canto del cisne de un programa que había sido auspiciado por el ministro de trabajo Girón de Velasco y cuyo primer centro y referente del programa era la esculariense Universidad Laboral de Gijón.

Avatares administrativos

A lo largo de todos estos años, los avatares administrativos llevaron a estos centros a depender de diferentes ministerios: Trabajo, Seguridad Social, Educación y por último en el caso de las gallegas, que además siempre ha mantenido su carácter de centros docentes, de la Conselleria de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria.

En la Universidad Laboral ourensana en sus cuarenta años de existencia se formaron varias generaciones no sólo de gallegos, sino también de extremeños, castellanos y muchos otros a los que una beca trajo hasta aquí. Estos jóvenes estudiaron y vivieron en un edificio que no sólo les ofrecía todos los servicios integrados si no que además se convirtió en un referente arquitectónico. La presencia de la universidad laboral, cuyo discurso constructivo se resistió aceptar la función como único criterio, se puede decir que rompió moldes puesto que no tiene ninguna analogía con otros centros de la provincia, en un momento en que la arquitectura escolar orensana se encontraba atrapada entre el eclecticismo del instituto Otero Pedrayo y las estandarizadas construcciones de ladrillo de los centros escolares de los años setenta.

Barrio de A Cuña

El centro por su ubicación tenía, en aquel momento, una posición fronteriza en el límite de la ciudad, barrio de A Cuña, y del campo, zona de viñas y pinos. Así el conjunto responde a una arquitectura abierta y condicionada por el paisaje y la topografía lo que le obliga a seguir un trazado curvo serpenteando el pinar existente en la parte central del terreno y a ceñirse a los desniveles. La elección del material fue una de las preocupaciones de Cano Lasso, gran admirador de la arquitectura gallega a la que define como "granítica y potente". Razones económicas y falta de canteros le hacen renunciar al granito y optar por el hormigón visto picado con martillina con el que se alcanza una calidad y una entonación muy próxima a la piedra y no requiere gastos de conservación. La decisión fue acertada ya que la robusta estructura de hormigón con su textura áspera e irregular le da fuerza a los muros.

Canon Laso se mostró siempre satisfecho del resultado final. En contraste con estas masas compactas de hormigón se utilizan para los vanos galerías acristaladas, elemento típico de la arquitectura vernácula gallega, y que en este caso suman la novedad de ser las primeras de aluminio lacado en blanco que se colocan en la España peninsular.

Para combinar en una sola construcción un programa de tipo docente con otro de carácter residencial, el arquitecto opto por un conjunto de edificios enlazados entre si y vinculados también entre sí por el volumen que alberga el vestíbulo de entrada, iluminado por la luz tamizada de un gran lucernario y que reina sobre los más de cien que tiene el edificio. Este es uno de los mayores logros estéticos de la obra y que estos días está siendo remozado por la Consellería de Cultura y Educación.

Cuando se estudia la Universidad Laboral de Ourense en la obra de Cano Lasso es inevitable hacer referencia al racionalismo y a la tradición popular gallega, pero existe además un tercer elemento al que debe mucho el edificio orensano, se trata de la Universidad Laboral de Almería que Cano Lasso proyectó hacia 1973 y cuya experiencia le ha permitido manipular el lenguaje con mayor seguridad. La herencia de la andaluza es patente en la gallega y el arquitecto juega en ambas con los mismos elementos pero dándole una interpretación diferente según se trate de una u otra.

El resultado final fue una obra reflexiva despojada de todo lo accesorio con una perfecta utilización de los materiales, con un cuidadoso trabajo formal y con una perfecta adecuación al medio natural, obviando, los añadidos posteriores de su entorno.

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