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Subdirector de GEN de la Universidad de Vigo

Aprendiendo de la crisis de la construcción

Ningún sector como el de la construcción para evidenciar el antes, el durante y el después de la crisis económica. El pinchazo de la denominada "burbuja inmobiliaria" que se llevó por delante tantas cosas, incluidos muchos puestos de trabajo, sirvió para manifestar unos precios totalmente irreales en buena parte de nuestra geografía. Se trató, sin duda, de la mejor muestra de que se estaba viviendo por encima de las posibilidades reales a lo que se añadió unas bolsas de fraude imposibles de cuantificar.

El reciente informe sobre el mercado inmobiliario en la Costa española elaborado por la sociedad inmobiliaria TINSA del que se hizo eco el Faro de Vigo esta semana da cuenta de un retroceso generalizado en los precios de las viviendas hasta niveles de hace una década y atisba algún repunte en zonas concretas. ¿En qué situación nos encontramos? ¿Qué es lo que podemos esperar en el futuro más inmediato? ¿Qué podemos aprender de lo vivido?

En primer lugar me parece importante lanzar una primera reflexión sobre la importancia del sector de la construcción para el entramado económico de un país. Los problemas señalados anteriormente no deben impedirnos ser conscientes de su relevancia económica al actuar como motor y estímulo del tan necesario crecimiento. Una cosa es que el desarrollo se base en el sector de la construcción, como parecía ocurrir en momentos no muy lejanos, pero otra cosa es que sin este sector es mucho más difícil que se produzca un crecimiento constante. Por ello podemos considerar que se trata de un excelente indicador para analizar el comportamiento económico, especialmente en estos momentos de comienzo de la recuperación. En la medida que se recuperen los precios, y por tanto, cierta normalidad se estará contribuyendo a la mejora del conjunto de los sectores económicos.

Dicho esto e intentando aprender de los errores cometidos (algo no siempre fácil para el "homo economicus" que nos caracteriza) creo de interés extraer tres conclusiones sobre lo que se debe corregir en lo relativo a la construcción y a la vivienda. La primera de ella tiene que ver con algo ya señalado y es el insostenible nivel de economía sumergida que caracteriza a este sector. Solo se explican situaciones producidas si se contempla que buena parte de los movimientos se realizaban al margen del control de las autoridades fiscales. Ello supuso un claro perjuicio para las arcas públicas pero también, de manera particular, para el propio sector donde el "todo vale" parecía imperar en la selva inmobiliaria.

Es éste el aspecto más inmediato que debería ser objeto de atención preferente por nuestros responsables para conseguir que estos movimientos monetarios tengan la necesaria supervisión y control. Nada hace más daño a una economía que las bolsas de fraude y en muchas ocasiones parecemos no ser conscientes de esta circunstancia.

La segunda conclusión se refiere a la propia política de vivienda en sí. Aunque no se pueda demostrar, como tantas otras cosas cuando se habla de economía, el bum inmobiliario tuvo también su origen en una errática política en materia de vivienda por parte de las diferentes administraciones competentes. La escasez de vivienda protegida, las erráticas medidas de apoyo a la construcción y/o alquiler y los planes vivienda plurianuales que, periodo tras periodo, repetían objetivos sin ningún tipo de control y valoración posterior son el mejor ejemplo de que no existe una planificación clara en lo que a vivienda se refiere.

El actual plan estatal, que terminará en 2016, recoge específicamente la necesidad de impulsar el alquiler, la rehabilitación y la regeneración. Basta con recorrer cualquiera de nuestras ciudades para ver la gran cantidad de viviendas vacías o pendientes de rehabilitar. ¿En qué grado se está cumpliendo el plan? ¿Cuáles son sus previsiones de cumplimiento de cara a su fin? Sería bueno tener esta información antes de lanzarse a un previsible plan 2017-2020.

Finalmente, pero no por ello menos importante, se debe señalar algo fundamental para cualquier mercado laboral como es la formación y cualificación de su mano de obra. Los altos ritmos de crecimiento atrajeron al sector de la construcción a un gran número de empleados sin ningún tipo de formación y a los que tampoco se les proporcionó. Otro error más que añadir a la lista de los que deben ser corregidos si queremos no caer en errores del pasado y que tanto daño causaron.

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