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Las redes

"Nada de regalos ni cosas por el estilo. Cuando tengas una oportunidad, haz por otro lo mismo que yo he hecho por ti". Así les dice a sus alumnos MIR un amigo sabio, médico de sienes plateadas, cuando le agradecen la mucha ayuda que reciben de él a lo largo de su carrera profesional.

Casi siempre que nos movemos a favor de alguien, lo hacemos por diferentes razones, muchas de ellas entreveradas : porque sí, porque nos sale de dentro; porque es de justicia; porque es un amigo o familiar; porque queremos hacer una demostración de poder o aparentar el que no tenemos; o simplemente porque esperamos una inmediata o remota contraprestación.

Sin embargo, la lógica de la conducta del plateado galeno, ser útil a los demás, pasa por derroteros diferentes. La cuestión es bien sencilla. Por cada puente que tiende y por cada mano que extiende, más puentes y más manos. Multiplica así, sin alharacas, la utilidad social de su quehacer diario ."Haz tú lo mismo".

Al hilo de esta anécdota, es fácil deducir que, en épocas como la presente de zozobra económica y social, los ciudadanos, cada uno en nuestro ámbito, podemos hacer múltiples cosas que tienen consecuencias positivas para las personas concretas y que desatan una cadena de actos que resultan beneficiosos para la colectividad. ("No pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su país". Discurso inaugural del presidente Kennedy).

Sin embargo, "hacer algo" por los demás /por tu país, no es tarea sencilla. En no pocas ocasiones, la situación económica hace que convirtamos a nuestro vecino en "el otro", un enemigo, posible arrebatador/competidor de nuestro puesto de trabajo o perturbador de nuestra seguridad, o acaparador de servicios públicos.

Pero a pesar de todo esto, montones de ciudadanos comparten su mañana con el que no tiene mañana, escuchan la tristeza del que ya no sonríe, empatizan con el que lo ha perdido todo, ayudan a levantarse al que se ha caído en el camino.Y muchos otros, como el galeno, sabedores de que desde la cuna han sido ungidos con privilegios, ahora, que es cuando se necesita, devuelven a la sociedad parte de lo que han recibido sin esperar nada a cambio; haciendo normal lo extraordinario.

Las redes sociales que amortiguan el golpe de la caída, que alivian la cris y que ayudan al "otro" a ser más feliz, se tejen en silencio, puntada a puntada, por buenas gentes como ésas, a las que la injusticia y el dolor no les resulta indiferente.

Brindo por ellas.

*Magistrada

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