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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los caminos

Pues la verdad es que, dicho con franqueza, a nadie puede extrañar la satisfacción de la Xunta, y en especial del conselleiro Rodríguez tras la decisión de la UNESCO de incluir en el catálogo de Patrimonio de la Humanidad los llamados Caminos del norte, casi en paralelo al francés, a los peregrinos que acudían a Santiago desde todas partes de Europa. Porque eso no solo refuerza la idea jacobea y su lado material, sino el papel de Galicia como foco cultural de Occidente.

Ese dato, que ha de completarse cuanto antes con la inclusión del Camino portugués, es tanto más importante cuanto que en este momento, precisamente, el factor de la unidad europea tallada sobre conceptos no solo mercantiles podría jugar un papel decisivo para aliviar tensiones. Y, por eso, convertir la zona más occidental de la UE en una referencia de valor notable para quienes habitan en el otro extremo podría aportar sosiego al conjunto.

Es posible, habida cuenta de la rácana reacción que parte de la sociedad gallega ha tenido para una de las mejores noticias culturales de los últimos tiempos, que no sean pocos los que crean excesivo valorar de este modo la resolución del organismo internacional. Y no faltará, quizá, algún sectario que vincule la alabanza con intereses o intenciones partidistas. Pero, mal que les pese, ahora se podrá decir -con más razón que antes- que, al igual que a Roma, todos los caminos de la cristiandad europea llevan a Santiago de Galicia.

Ítem más: es una lástima que, por cualquier motivo, el país entero no se apreste a celebrarlo precisamente en las vísperas del Día del Apóstol. Así que, insistiendo en que se asumen -aunque no se compartan- otras opiniones, que buena parte de la llamada clase política de aquí se haya tomado este asunto con menor interés que las peripecias previas a la ya cercana temporada futbolística demuestra cómo está el patio.

Y dado que siempre hay moraleja, se le puede permitir a quien esto argumenta un recado para el titular de Cultura del gobierno gallego. Humilde y desde el sentido de lo común: su señoría haría muy bien en recordar que además de la Educación le fue confiada la Cultura, y aunque ambas son partes de la misma cosa, a veces conviene matizarlas. Porque hablar gallego y potenciarlo está muy bien y es obligado, pero pensar en Galicia y fomentar lo propio, también.

Y no se trata de jerarquizar valores o de compararlos: solo de reflexionar. Porque queda dicho que todos ellos forman parte de lo que ha de entenderse por galleguidad, y anteponer unos a otros en la escala de prioridades puede ser un muy grave error.

¿O no...?

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