En los últimos meses, se han registrado en diversos medios de comunicación incorrecciones en el uso de la lengua española como el 'dequeísmo' o la falta de concordancia de número (uso del singular le en lugar de les), por parte de representantes de determinados partidos políticos, que podemos considerar vicios espontáneos del lenguaje. Por esta razón, son interesantes para los lingüistas.

Sin embargo, el perverso 'miembros y miembras', propio y caracterizador de personas absolutamente ignorantes o el 'dobletismo' y circunloquios innecesarios (buenas tardes, a todos y todas), no son vicios, sino graves corrupciones gramaticales y, a veces, un medio de ganarse la vida con el sexismo lingüístico o de persuadir por parte de determinadas personas y colectivos, con escasa formación en gramática de la lengua española.

Otros ejemplos de corrupción lingüística se observan en el uso del sufijo -ado, que se añade a bases nominales o adjetivales para crear nombres que designan estado, situación o condición, y especialmente, el estatus o la dignidad que corresponde a algo (por ejemplo, el alumnado, el electorado, el profesorado, el voluntariado...), en lugar de los alumnos, los electores, los profesores, los voluntarios..., el masculino plural que se emplea para designar a toda la especie, sin distinción de sexos. Usar 'voluntariado', que sugiere un "cuerpo permanente", por 'voluntarios', no deja de ser una gravísima torpeza por parte de quienes quieren confundir a los destinatarios de su mensaje.