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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El dilema

Así que, resueltos los relevos al modo albertino -es decir, buscando lo más fácil y cercano-, la descripción de la nueva Xunta resulta también muy sencilla: el presidente ha cambiado lo imprescindible para que todo siga igual. Y lo imprescindible era solo un par de caras, de perfiles indefinidos salvo en sus afinidades personales: el nuevo titular de Facenda es un hombre del presidente y el de Educación también, pero pasando por la amistad personal con el alcalde de Lalín. Punto.

A partir de ahí, los analistas discurrirán probablemente que el origen geográfico de los nuevos conselleiros parecen dar mayor presencia territorial al sur, y en concreto a la provincia de Pontevedra frente a otras. Y hasta puede que alguien diga que el relevo no aporta mayor peso político, ni fuera ni dentro del PPdeG, al gabinete. Y como ambos datos son evidentes, quienes tal comenten acertarán si concluyen que, en realidad, eso apenas supone algo.

Ocurre, desde luego, que la Xunta entrante tiene el mismo dibujo que las dos anteriores presididas por don Alberto: son equipos prêt a porter, reunidos exclusivamente para arropar al presidente y aplicar lo que se les ordene. Y nada más: ahí el único referente de la pirámide es su cúspide, y esa es la razón de su continuidad: un cambio inesperado en la estructura implicaría riesgo de desplome.

(Queda dicho que el modelo está claro, pero por si hubiere dudas, el propio presidente Feijóo reivindicó al autor cuando en la reciente convención Popular recordaba a Manuel Fraga. O sea, al hombre que entendió que para gobernar la derecha de este país y a su partido no se podían hacer concesiones a otros egos, territoriales o políticos, distintos al presidencial.)

La cuestión ahora es determinar si esa estrategia que conviene al PPdeG y a su jerarquía es también adecuada para el país. Muchos opinan que la Xunta -esta de hoy, como la de ayer- necesita mucho más que un retoque, pero eso habría sido como reconocer fallos o desgastes y por tanto errores y riesgos: parecía preferible insistir en la tesis oficial: "lo que funciona no se toca". No es verdad, pero en ello está: en resistir.

Lo que sea sonará, y no tardará mucho porque el primer examen -hay quien dice que servirá como un ensayo para los siguientes- está fijado para mayo. Y aunque en teoría una cosa tiene poco que ver con la otra, la faena de aliño que se hizo ayer -y que, conviene insistir, se enmarca en la filosofía de Lampedusa- tendrá más efectos que los municipales. Les guste o no a los conselleiros -nuevos y antiguos- pagarán el pato si hay fracaso pero no se llevarán premio por el éxito si lo hay. Para eso están, ese es su papel.

¿O no...?

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