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De vuelta y media

La suerte de Muruais

El señor de la Casa del Arco era tan aficionado a la literatura como a la lotería, le tocó el Gordo dos veces en 1900 y 1901, y le habría tocado una tercera en 1903 de no fallecer dos meses antes

Jesús Muruais Rodríguez es un personaje sobradamente conocido en la intrahistoria de Pontevedra, hermano menor de Andrés, el inventor de los Carnavales del Urco y referente por excelencia de la Casa del Arco. Allí mantuvo en su tiempo la tertulia literaria más importante de esta ciudad entre las cuatro paredes de su mítica biblioteca.

Muy querido por Valle-Inclán y muy odiado por Clarín a quien ninguneo cuanto pudo por considerarlo un latinista mediocre, este catedrático del Instituto, escritor, poeta y crítico, tuvo además muy buen fario. Sobre él se ha escrito mucho, pero nunca se ha reflejado en su atractiva biografía una cuestión nada banal: la gran suerte que tuvo con la Lotería Nacional.

En honor a la verdad puede afirmarse con rotundidad que don Jesús fue el tipo con más potra que nadie en esta ciudad: dos veces le tocó el primer premio de la Lotería Nacional, sin trampa ni cartón, en un plazo de solo catorce meses. A ver quién mejora este bagaje.

También el puro azar guio un día mis investigaciones erráticas hasta semejante descubrimiento: el momento exacto en que Pontevedra resultó agraciada por primera vez con un Gordo de la Lotería Nacional. Tan relevante acontecimiento ocurrió en 1900, año de tránsito entre los siglos XIX y XX.

Entonces el Gordo no se asociaba solo con el sorteo de Navidad que se celebra mañana, sino con el primer premio de cualquier sorteo. Tirando y tirando del hilo surgió el resto de esta increíble historia.

Alguien que lo conocía bien explicó que Jesús Muruais Rodríguez era casi tan aficionado a la lotería como a la literatura. No exageraba lo más mínimo puesto que se gastaba su buen dinero por igual, tanto en libros como en décimos.

Esa condición suya de infatigable lector y buen conocedor de todo lo que se publicaba en su tiempo le llevó un día a abonarse al número 4.844. Una corazonada como otra cualquiera. Cuando resultó agraciado con el primer premio del sorteo celebrado el 28 de febrero de 1900, reveló su fuente de inspiración que no fue otra que la novela "Misericordia" de Pérez Galdós.

Muruais contó alborozado tras conocer la buena nueva que se había abonado a tal número desde junio de 1897, cuando lo descubrió en la página 216 de la célebre novela. Benina, la protagonista de los bajos fondos madrileños que retrató Galdós con maestría incuestionable, jugaba ese 4.844, aunque en la ficción no tuvo la misma suerte.

Al literato le pareció un número "cabalístico" y aquel día que resultó premiado, después de jugarlo casi tres años, Muruais admitió que no llevaba uno, ni dos, sino tres décimos. En total, 30.000 pesetas de premio, una millonada de la época.

Luego llegó la repanocha porque el 10 de abril de 1901 volvió a tocar de nuevo íntegramente el primer premio en la administración 1 de esta ciudad por mor del número 7.900.

En un tiempo en que las comunicaciones no eran nada fáciles, Muruais también fue el primero en enterarse gracias a una comunicación telegráfica. Desde la Corte madrileña le dio la noticia su buen amigo Víctor Saiz Armesto, acompañado de Andresito Muruais, perfecto conocedor de aquel número que llevaba su padre.

Curiosamente don Jesús respondió de inmediato por el mismo conducto, que si no se trataba de ninguna broma, regalaba a Armesto nada menos que 5.000 pesetas. Y claro está que la cosa era bien cierta.

En esta ocasión Muruais se había abonado al 7.900 en julio de 1896, según él mismo confirmó, aunque no reveló su fuente de inspiración. Para entonces la cuantía global del premio "gordo" había subido de 100.000 a 500.000 pesetas el billete completo de diez décimos. Como llevaba dos décimos premiados, su montante ascendió a la friolera cantidad de 100.000 pesetas.

La noticia corrió como la pólvora por la ciudad y comenzaron a aparecer por todas partes los demás agraciados: Pedro Martínez Casal (futuro alcalde de Pontevedra); Constantino Lago Novoa (concejal solo dos meses); el equipo de funcionarios de Investigación de la Delegación de Hacienda (el arquitecto Rufino Rodríguez, y los inspectores Emiliano Quintero, Román Romeu y Manuel Malea) y un largo etcétera.

Algún décimo se vendió en participaciones más pequeñas y la suerte estuvo muy repartida, según recogieron los periódicos de aquellos días: la viuda de Campa; Ángela Marinas, madre de Remigio Hevia; Teodoro Moreno, ingeniero de Montes; Herminio Martínez, capitán de carabineros; Saturno Paz, Casilda Fonseca, Carmen Malvar, etc.

Sin duda Jesús Muruais Rodríguez estuvo tocado por la diosa Fortuna mientras vivió. Y esa suerte se prolongó incluso después de su muerte temprana, a los 51 años, haciendo bueno el dicho de que no hay dos sin tres.

El 10 de septiembre de 1903 el primer premio de la Lotería Nacional volvió a sonreír a Pontevedra con el número 5.135. Tres primeros premios en menos de tres años, toda una racha en la que también puso algo de su parte la única administración que había en la ciudad, y que se integraba en la popular Casa de Varela, un magnífico edificio comercial en la plaza de San Román.

Joaquín Buceta Solla estaba al frente del negocio lotero y en cuanto conoció la suerte del 5.135, al instante tuvo un recuerdo emocionado para su mejor cliente. Muruais había fallecido solo dos meses antes, el 1 de julio de aquel año. Hasta ese momento fatal era el abonado más antiguo del número afortunado

En esta tercera ocasión ya postrera el destino le dio la espalda a su buena estrella. Lo bueno de Muruais fue su suerte y lo malo fue que le llegó un poco tarde y no pudo disfrutarla mucho tiempo.

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