El premio Nobel de Economía Friedrich Hayek escribió que "sin una teoría, los hechos permanecen en silencio". Es una afirmación muy útil para comprender la actual situación catalana y en particular el escándalo ahora centrado en la familia Pujol.

Una teoría en construcción apunta a que la responsabilidad evidente de Jordi Pujol acabará estando ubicada en un marco más general de diversos enriquecimientos personales y de un presunto marco general de gran control social, a base de un sistema pervertido y pervertidor.

La visión cada día más acreditada, consiste en destacar que no estamos ante una maldad atribuible ni ejecutable por solo una familia. Se trataría de una parte de un todo mucho más amplio del que ya se conocían variadas manifestaciones. El caso Palau de la Música y el embargo judicial de la sede central de CDC son paradigmáticos. Como lo son los 48 imputados en el macro-escándalo de origen sanitario "Innova".

Desde hace meses hay fuentes responsables que hablan de 500 millones de euros (caso de José Manuel Sánchez Fornet, entonces secretario general del Sindicato Unificado de Policía, progresista). O bien de una cuenta suiza con 137 millones (El Mundo) y de un total de 600 millones, también según El Mundo. La historia de una herencia paterna, como único origen de una cuenta de Jordi Pujol en Suiza fue rápidamente puesta en duda por su propia hermana. ¿Drama rural? ¿Drama griego?

De acreditarse judicialmente todas esas informaciones, podríamos estar en las vísperas de un escándalo como el italiano de "Mani Pulite (Manos Limpias). En el 1992, obligó a cambiar todo el sistema de partidos de aquel Estado. Desaparecieron del todo la Democracia Cristiana y el Partido Socialista Italiano, antes grandes referentes.

Allí como aquí, todo empezó descubriendo actos ilícitos atribuidos a personas individuales. Tenían una dimensión que pronto sirvió para demostrar lo que en derecho positivo español recibe el nombre de "consorcio criminal" vinculado a la política. Hay grandes indicios de que, respecto a CDC, podemos hallarnos al inicio de algo comparable.

Si en España hubiese la misma afición a las apuestas y la posibilidad de practicarla, que en Gran Bretaña, estoy convencido que ganarían los convencidos de que, a corto o medio plazo, CDC desaparecerá. Habrá centenares de miles de votantes huérfanos. Los dos grandes beneficiados serían ERC y la abstención. Hasta ahora, no había el temor de que ERC pudiese conseguir una mayoría ni tampoco una coalición. De momento, esta presunción no ha cambiado. Sin embargo, son tiempos de pocas certezas. Se han movido las placas tectónicas que sostenían la política catalana, en gran parte con el amparo ideológico de una mitología infumable llamada pujolismo.

Desde el pasado viernes, en que Pujol intentó salvar los muebles soltado algún lastre, cada nuevo día ha mostrado como Artur Mas cambiaba la base misma de sus variadas explicaciones. Significativamente, la primera e insostenible versión de Mas fue destacar el mero ámbito personal y familiar de los hechos. En la propia CDC hubo de inmediato quienes se sintieron ofendidos, destacando el origen y las funciones pasadas de Mas. Este estuvo siempre donde estaba el dinero, mientras que su dependencia, hasta hace tres años, de la familia Pujol nunca fue indiscutida.

Todos los cargos de Mas eran claves respecto a las mayores corrupciones. Desde muy jóvenes Josep Pujol, hijo de Jordi Pujol y Mas fueren amigos inseparables. Fue Josep Pujol quien intentó en el 1999 comprar toda una isla de soberanía panameña situada en el Pacífico. El intermediario fue Nicolás Ardito Barletta, expresidente de aquel país centroamericano. Lo revelé hace años. Nadie podrá nunca desmentirlo.

Hay muchas razones por las cuales voces críticas exponen la existencia en CDC de un sistema generalizado de corrupción. En su seno puede caber casi de todo. Lo consideran una bomba de relojería. Prefieren su explosión controlada e inmediata.

Por su parte, Mas es como un ciclista. No puede parar sin caerse. Hay que recordar que él es el máximo responsable de todo el galimatías independentista. Lo inició el 25 de noviembre del 2012, a primeras horas de la noche. Era el día de la celebración de las últimas elecciones autonómicas, anticipadas por Artur Mas. Gobernaba en minoría y creyó que las elecciones anticipadas le darían la mayoría.

Sucedió lo contrario. Su minoría pasó a ser más minoritaria. Estuvo largo tiempo encerrado. Pensó en dimitir, pero sólo por unos pocos minutos. También pensó en iniciar conversaciones para formar un gobierno de concentración. Esta idea aún le duró aún menos que la anterior. Su ego siempre ha sido enorme. Finalmente, optó por una huida hacia adelante, la radicalización. El independentismo puro y duro.

Entonces empezó el drama. Ahora es un náufrago en la piscina que construyó él mismo. Empezó a estar prisionero de ERC. Ha dado tantos brincos, aparentando ir hacia un lado, para acabar yendo hacia el contrario. Hoy carece de credibilidad. Fue muy a gusto que contempló como Oriol Pujol, la persona que su padre, Jordi Pujol, había dispuesto que fuese su sustituto, entronizando así la dinastía Pujol, quedaba definitivamente fuera de juego por un caso flagrante de corrupción.

Jordi Pujol no puede ver a Mas y éste tampoco a Jordi Pujol. Éste último estuvo muy activo, durante meses, en contra de Mas, pero le resultó imposible hacerlo cesar. Mas tenía una guardia pretoriana que defendía y defiende todos los radicalismos. Por ello son conocidos por "los talibanes".

Mientras, la gran burguesía financiera se limitó, según me informó un testigo presencial, a ir a ver a Mas para pedirle que regresara a la moderación. Mas les dijo que no. Los financieros se fueron por donde habían venido. Ahora están incomprensiblemente inactivos.

Un dirigente de CDC me dijo "estoy ofendido por cómo Mas ha querido minimizar el extenso drama de la corrupción, culpando a una sola persona (Jordi Pujol) cuando todos sabemos que esta maldad está muy extendida dentro de CDC."

Añadió que "salvando enormes distancias en cuanto a la gravedad del daño causado, he comparado la diferencia entre el Khrushchev del XX congreso del PC soviético y el Mas de hoy. El primero denunció a una persona y a un sistema (el estalinismo) mientras Mas ha olvidado la culpa crucial del "pujolismo". Éste ya ha hecho metástasis en toda la CDC, partido que siempre tuvo pretensiones de ser un sistema moral e intelectual. En cambio, dirigentes autonómicos también criticables, como algunos baleares o valencianos, siempre fueron verbalmente más prudentes. Creo que nuestra pasada petulancia debería obligarnos a ser humildes y autocríticos. Era el momento de mostrarlo y Mas lo evitó. Además, creo que hay dirigentes de CDC que temen la posibilidad de que Pujol cuente algo de lo mucho que sabe de otros dirigentes de CDC. Puede no querer pasar por el único culpable".

En efecto, estaríamos ante la corrupción de un partido y además de su posible uso generalizado como medio de control social. El día en que de manera judicialmente detallada haya que hablar del "caso CDC", la responsabilidad de Pujol quedará subsumida y posiblemente incrementada, nunca atenuada. También deberemos entrar de lleno en la corrupción como sistema de control social. Estaremos en la línea aconsejada por Hayek. Habrá una teoría, un paradigma. Muchos lo consideran deseable e inevitable.

Mas intentará retrasar esta probable clarificación usando su escandaloso dominio mediático, ejercido por la actual Generalidad. Hay que verlo y sufrirlo para creerlo. Prácticamente, todo el espacio televisivo y radiofónico, así como la mayoría de la prensa escrita o digital son propiedad, directa o indirecta, de la Generalidad, o bien están subvencionadas por ésta hasta extremos delirantes. Los pocos periodistas y los pocos medios que se resisten, sufren presiones comparables al "repudio" cubano. Hay zanahoria y también mucho bastón. En Internet existe un gran rebaño de corsarios. En el orden verbal, recuerdan los "grupos incontrolados" de extrema derecha, activos en el franquismo tardío.

Desde luego, hay que estar atento a la parte de culpa que corresponde a Jordi Pujol y a su propia de su familia. En este apartado la primacía corresponde a un poder judicial y a una administración fiscal concretas, hoy por hoy, sin mácula, en este caso. Los medios libres, los del resto de España y unos pocos de Cataluña, deben estar atentos. Tendrían que usar el gran angular para mostrar una fotografía panorámica de una maldad con manifestaciones adaptadas a cada territorio o ámbito de Cataluña. La maldad es polifacética. Se la ha visto en la recalificación de terrenos, en los expedientes laborales, y (desde luego) en la concesión de obra pública, o de concesiones administrativas y más temas.

Como ha destacado el mejor tratadista de la corrupción en España, el catedrático emérito de Derecho Administrativo Alejandro Nieto, la corrupción pública de beneficio político suele ir acompañada de la individual o familiar. No son dos mundos inconexos.

Lo que ahora es clave mostrarlo en Cataluña. El efecto respecto a la locura secesionista sería significativo. Ir de verdad al fondo de la realidad mostraría a un Rajoy dispuesto a combatir la corrupción, como lo desean no sólo la mayoría de catalanes sino también de españoles.

Respecto a la corrupción sanitaria relativa al caso Innova ya escribí que todos los indicios indicaban la existencia, en la provincia de Tarragona, de la figura penal de "consorcio criminal". Hoy, desde luego, estaría básicamente formado por cuadros de CDC. Pero en su nacimiento fueron fundamentales dirigentes del PSC. Lo que sea se verá. La justicia es lenta pero siempre suele ser legal y tender a la justicia.

Es patético que deba ser la justicia y no la lógica evolución política, expresada en las urnas, la que lleve a cambios y limpiezas. Pero no me sorprende, por haber sido testigo directo de muchas maneras de funcionar, como director general del proyecto de televisión autonómica, adscrito a la Presidencia de la Generalidad, bajo el primer gobierno Pujol.

En realidad, el maremágnum político, deseado por Pujol y continuado bajo gobiernos de izquierda, ya ha impregnado a la sociedad catalana. No soy capaz de imaginar para Cataluña, a quince años vista, un futuro mínimamente racional ni con buenos equilibrios internos. Tampoco tengo ningún amigo que sepa intuirlo.

En cualquier caso, se dará un paso de gigante si la justicia logra sacar a la luz la estructura interna real y los mecanismos caciquiles de control social de CDC, lubrificados con dinero y demagogia.

Eso sería mucho. Esperar algo resultaría muy utópico.

*Exdirector general de TV3