Vigo es diferente, excepcional. Todo el mundo lo sabe (menos un puñado de magistrados). No hay un caso similar en España. La mayor ciudad de Galicia no es ni capital de provincia. Los vigueses han aprendido -que no aceptado- a vivir con un hándicap que les ha privado, y les priva, de notables ventajas. Por eso saben bien lo que cuesta conseguir las cosas. Como para dejar que se las quiten después. Así que la pelea siempre merece la pena. Porque da sus frutos. Como ayer, cuando el Poder Judicial dio su brazo a torcer y asumió que la ciudad no puede perder lo que en justicia le corresponde. Por demografía, por economía y por... sus jueces, fiscales y abogados. Pero sigamos alerta. Todavía queda mucho partido, en este caso judicial.