Está claro que Pedro Horrach tenía preparado desde hace días su recurso contra el auto de confirmación de la imputación de Cristina de Borbón en el caso Nóos. De hecho parece que ha usado como base su escrito para su nonato recurso contra el auto de imputación del 7 de enero.

La pregunta que surge tras la lectura de esos folios es ¿qué necesidad hay de ofender, injuriar o incluso calumniar al juez Castro, una persona honrada y que hasta hace nada ha sido uno de sus mejores amigos?

Ese plus de rabia, esa mala baba al insinuar que el instructor está prevaricando continuamente en lo relacionado con la Infanta, podría ser una maniobra para hacer pasar como una cuestión personal del juez lo que es una discrepancia jurídica sobre el futuro de un imputado.

Si hacemos caso a Pedro Horrach, el juez José Castro sería un pelele de los medios de comunicación y un torticero en busca de fama por encausar a la hija del rey Juan Carlos. Nada más lejos de la realidad.

¡Sosiéguese señor fiscal, no vea gigantes donde hay molinos y vuelva al Derecho, verá que se siente mejor argumentando con base en la ley que no insultando!

Es una lástima que Pedro Horrach, que tantísimo ha hecho por el estado de derecho en Baleares, pierda el rumbo y se dedique a perseguir jueces en vez de presuntos delincuentes.

Si tan convencido está de la iniquidad del magistrado, cuyas resoluciones han sido mayoritariamente confirmadas por órganos superiores, que se querelle contra él por prevaricación. Mientras no dé ese paso deje de zaherirle de manera arbitraria y en plena sintonía con unos poderes fácticos a los que gustaría ver al osado magistrado en la picota.

Es una pena que un brillantísimo y ejemplar fiscal eche por la borda su buena fama sembrando sombras sobre el magistradodel caso Nóos, José Castro. ¿Si el juez no es imparcial en el caso de doña Cristina de Borbón y Grecia tampoco lo es respecto a los otros acusados?, se preguntan risueñas las defensas.