Hace ya trece años, un acuerdo entre el Puerto de Vigo, la Zona Franca de Vigo y la Xunta de Galicia, alumbró un ente bautizado como Plisan cuyo objetivo era -y sigue siendo- el ambicioso desarrollo de la Plataforma Logística e Industrial de Salvaterra/As Neves sobre una superficie de cuatro millones de metros cuadrados -posteriormente rebajada a tres- , que le otorgaría la primacía entre todas las de su género en Galicia. Esta área se distribuiría entre los promotores, redondeando, con un 61% para el Puerto de Vigo, el 21 para Zona Franca y el 18% para la Xunta, permitiendo que nuestro tráfico marítimo contara con un Puerto Seco que solucionaría cualquier problema de espacio solicitado por el transporte intermodal, el almacenaje o la distribución de cargas; que la Zona Franca pudiera atraer empresas a las que ahora tiene que rechazar porque sus terrenos en Balaídos y Bouzas están totalmente ocupados y que la Xunta dispusiera de medios para ejercer su vocacional y obligado rol de catalizador económico.

Es unánime la opinión favorable en cuanto a la idoneidad de la ubicación, a sólo 35 kilómetros de Vigo y adecuadamente comunicada por ferrocarril y carretera. Sin embargo y pese al largo periodo transcurrido, solo se han realizado algunos trabajos en la zona más cercana a la vía el tren, con una inversión algo superior a los cien millones de euros, en los que se incluyen unos cuarenta para la adjudicación de terrenos. Y al constatar que el proyecto no acaba de cristalizar se hace patente que ha habido más sombras que luces; triste y criticable diagnóstico para un evento llamado a ser un importante motor para el desarrollo de Vigo y de su área de influencia. Siendo así cabe preguntarse: ¿Cómo es posible que tan ilusionante proyecto siga sumido en el sopor de una prolongadísima siesta? Serán diversas las causas y entre ellas seguramente se encontrarán los complejos trámites burocráticos, las no menos complejas negociaciones de compras y expropiaciones, la beligerante actitud de la Asociación de Afectados con reivindicaciones de derechos mineros y diversas causas judiciales, posiblemente sin calibrar las consecuencias sobre posibles beneficios futuros. Además, ¿Remaron todos acompasados y en la misma dirección? Desconociendo la respuesta surge la duda de que, una vez más, los intereses partidistas hayan sido un obstáculo para los generales y no sólo en el aspecto económico.

Lo irrefutable es que la realidad está ahí y no se puede ni debe ocultar. Antes al contrario es preciso reconocer los errores, decidir enmendarlos con unidad de acción de los tres promotores -por cierto, del mismo signo político- y tomando nuevo impulso para alcanzar la meta propuesta. Sería delictivo que por no hacerlo así quedáramos marginados para beneficiarnos, por ejemplo, de la oportunidad que se derivará de la nueva situación del Canal de Panamá y su influencia en el comercio e industria de los países asiáticos y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, recordemos que una puntera empresa asiática, Mitsubishi, ya se había relacionado con la Plisan. Ahí debe estar alerta nuestro punto de mira.

Curiosamente en el punto de mira de Puertos del Estado y con connotaciones contrarias, debe estar nuestro puerto. Con un gallego en su cúpula se le privó de la condición de puerto nodal y ahora uno de los últimos obstáculos en el camino de la Plisan es la demora -ya van cuatro meses- del organismo estatal para emitir un preceptivo informe; lo que nos hace desear que la demora no se geste por la búsqueda de resquicios que puedan hacer negativo tal informe; porque en Puertos del Estado el estado del puerto vigués parece estar, precisamente, sometido a un constante y sospechoso punto de mira que nos llevaría a la reflexión de que aunque las aguas de la Ría no estén contaminadas, la contaminación se le puede generar en tierra firme, donde se asientan determinados centros de decisión.

Ni caben ni podemos conformarnos con excusas. Al toro hay que cogerlo por los cuernos y cerciorándose de la importancia de lo que está en juego enfrentarse a la situación con unidad de criterio, voluntad y decisión, porque ello es imprescindible para evitar que las siglas de Plisan acaben correspondiendo a Plataforma Laminada, Ignorada, Sin Activarse Nunca. Reír por no llorar, pero sin que lo jocoso oculte la seriedad del problema que atañe a esta soñada Plisan, de la que, con intención positiva, no debemos apartar nuestro punto de mira. Y ahora que se vuelve a airear el tema hagamos votos para que Xunta, Zona Franca y Puerto consigan coronar su proyecto instalándose definitivamente en la Plisan . Confiemos en ello, porque -permítaseme la licencia- "ainda cas portas estén pechadas, ó trío ten Chaves".