Se ha verificado que los excesos de velocidad son la causa más importante de accidentes de circulación. Estos aumentan mucho más, si se suman el alcohol y las drogas, al reducir atención y reflejos.

Se multan con razón muchas conductas, como ejemplos, conducir motos sin casco, no colocarse el cinturón de seguridad, llevar niños sin los adecuados sistemas de contención, hablar por teléfono, y como curiosidad, en nuestra Comunidad, se han denunciado conductores por desviar la mirada en ángulo de 90º, con el supuesto de distracción.

Todo en un esfuerzo para evitar las funestas consecuencias de los accidentes, con muertos y heridos que en muchos casos sufrirán penurias e invalidez de por vida.

Sin embargo hay numerosas excepciones, entre ellas: que un taxista puede ir sin cinturón, o que un autobús de transporte escolar, si es antiguo y no tiene cinturones puede circular, lo que equivaldría a suponer en el primer caso que un profesional sabe cuando va a sufrir una colisión, y en el segundo que al pasar la ITV, se autoriza a circular sin los elementos de seguridad obligatorios por no tenerlos de fábrica.

Es innegable que el riesgo es propio de la vida, pero debemos minimizarlo, analizando los elementos de peligro de cada actividad de transporte, en que condiciones se realiza y que profesionales la ejercen, esto último debido a que en la mayor parte de los ?accidentes, el factor humano es determinante.

En los aviones, a pesar de que actualmente pueden realizar casi todas sus funciones, con piloto automático, siguen siendo imprescindibles el piloto y el copiloto, y esto porque a pesar de los controles, nadie está exento de sufrir un accidente vascular con muerte súbita, lo que en caso de ser el único responsable, provocaría un desastre.

La conclusión, del terrible accidente de tren de Angrois, ha sido, que el único conductor, despistado por una llamada telefónica (que puede atender), y circulando a unos 180 km, en un tramo de 80, fue el causante del accidente.

Seguramente la distracción del conductor provocó la catástrofe, pero el origen, es la imprevisión de contar con un solo conductor, al que se le permite, realizar actividades penalizadas en cualquier otro medio de transporte, en un tren que puede circular a más de 300 Km/hora.

En gran medida, tener un único empleado, forma parte de la filosofía de reducir precios, pero refiriéndonos, solamente a ellos, me gustaría que un experto sumara el valor económico del accidente por un lado, excluyendo las terribles consecuencias humanas, y lo comparara con el coste de un segundo conductor. Sin ser experto, creo que podríamos medirlo en centenares a años, con el agregado de volver a pensar, que la población necesita trabajo, y en todo caso, un mínimo incremento en el importe del pasaje lo sufragaría.

Depurar responsabilidades es parte del proceso legal, pero cuando el daño se produjo no es posible volver atrás. Como siempre "más vale prevenir que curar".