La exposición del artista y orfebre Angel Mareque, que se celebra en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo, rescata la figura de un personaje que, por su humildad, pasó casi inadvertido, pero cuya obra pervive y merece ser mejor valorada.

Forma parte de la generación que salió a la luz en el Salón de Primavera de Artistas Noveles, de 1931, que organizó la Asociación de Amigos del Arte. La lideraba José Antonio Ochaita, el excelente poeta que en la posguerra fue letrista preferido de los grandes de la canción española.

Al investigador José Luís Mateo corresponde el mérito de intentar recuperar esa generación perdida. Ya se celebró la muestra de Fernández Rodal, y ahora la de Angel Mareque. Ojalá continúe exhumando nombres de aquella espléndida cosecha de artistas.

Aunque sea colateralmente, Mareque conjura la memoria de Alfonso R. Castelao. Fue uno de los dibujantes a los que se dio la oportunidad de llenar el hueco dejado por la viñeta humorística que bisemanalmente publicaba el rianxeiro en este periódico. Les cuento.

En 1926, cuando cierra el diario "Galicia", de Paz Andrade, que se editaba en Vigo, Eladio de Lema, eterno director del Faro de Vigo, fichó a Castelao como humorista gráfico.

Ya era un buen amigo de la casa, como demuestra el libro de honor, en el que cinco años antes había dejado una dedicatoria ilustrada. Pero no obstante el interés de incorporarlo como colaborador, Castelao había optado por publicar sus dibujos en "A Nosa Terra", "El Sol", de Madrid, y "Galicia", tras su aparición en 1922.

En esas y otras publicaciones, había ensayado un estilo humorístico, que se fue perfilando hasta su llegada al Faro. "Cousas da vida" llamará a sus viñetas, y entre 1926 y 1933, firmó 355.

En las páginas "del más popular de los periódicos gallegos", el éxito de Castelao se multiplicó. Alcanzó la quintaesencia del humor y la sublimación de los personajes, hasta convertirlos en sinónimo del pensar y sentir de los gallegos. Eran, habitualmente, dos paisanos que comentaban las "cosas" que pasaban en España y Galicia. Sus diálogos eran los mejores editoriales del día.

Era difícil discernir quién influía más en quién, si los gallegos en la forma de pensar de los personajes de Castelao o éstos en el pensamiento de los gallegos.

Su obra ha trascendido en el tiempo. Pese al carácter eminentemente agrario de aquella Galicia y a las circunstancias en que fueron creadas las viñetas, la mayoría conserva tanta vigencia que permite la extrapolación a la actualidad,

Después de siete años --menos el bienio en el que estuvo luchando contra la dolencia ocular que casi lo deja ciego--, en las vísperas de las elecciones que dieron el triunfo a las derechas, Castelao cesó de publicar sus "cousas da vida". No volvería a resucitarlas en otro medio.

Nadie explicó, ni el periódico ni el artista, la razón de su marcha. Como ocurre siempre, ante el vacío de noticias surgieron montañas de comentarios e interpretaciones. La más socorrida y simple era la discrepancia ideológica. Castelao era nacionalista, y Faro no. Y en aquella hora de Galicia, resultaba incongruente que colaborase en las páginas que se oponían a las ideas que él defendía.

La respuesta probablemente la guarde el Faro, que jamás censuró ninguno de sus chistes, pero tenía de colaborador a Alfredo García Ramos, el político de "las derechas" que siempre le ganó en las urnas. Y cuyos artículos fueron la causa próxima del final de la relación.

Dejémoslo aquí, y volvemos a enlazar con el principio. Castelao era tan grande que el periódico le había otorgado la exclusiva del humor gráfico. Desde 1931, ningún otro humorista dibujó en ese lapso, cuando hasta entonces lo habían hecho docenas, algunos geniales como Federico Ribas, o notabilísimos como Maside y Torres.

Para suplir a Castelao, se abrieron las puertas a diversos dibujantes, uno ya reconocido nacionalmente, Sileno, otros noveles con futuro, como Pardo, Vidarte, Ramón Peña y Mareque.

Pero la sombra de Castelao era tan alargada que los empalidecía. Incluso el joven Pardo quiso remedar al maestro con una sección titulada "cousas da xente", pero era inimitable.

P. S. El último chiste de Castelao, publicado el 9 de abril de 1933, pinta a dos paisanos que mantienen esta lacónica conversación. Dice el primero: "A República xa veu". Responde el otro: "Agora falta a autonomía". Denle vuelta al diálogo, e imagínense un país en crisis, con comicios a la vuelta de la esquina, y Maciá queriendo proclamar la República catalana.