El fútbol ha dejado de ser la religión verdadera de Brasil. Miles de ciudadanos se han rebelado contra la organización del campeonato mundial. Los ciudadanos han denunciado en la calle el despilfarro, el robo, el aumento desproporcionado del presupuesto de gastos al tiempo que reclama más inversión para educación, sanidad y medidas sociales. De las favelas ya no se sale sólo con el sueño de imitar a los grandes mitos del fútbol brasileño. Los triunfos de la canarinha ya no son la gran ambición del país. El pueblo ha traspasado los lindes de la complacencia y no se ha contentado con las protestas previas al evento.

El Gobierno tendrá que hacer esfuerzos extraordinarios para que exista seguridad en todo el país. Hay anunciadas manifestaciones en todas las ciudades sede del torneo. Los ciudadanos están soliviantados, entre otras razones, por el aumento de los precios de los transportes públicos. Para la presidente Dilma Roussef, el campeonato le está haciendo perder notable aprecio, lo que se traduce según estimaciones en caída en votos.

Las cifras que maneja el Gobierno y que ha tratado de llevar al ánimo de la ciudadanía no concuerdan con las que se han concretado en los últimos tiempos. Según el Gobierno, los costes de los estadios son los únicos relacionados con el Mundial. De acuerdo con sus presupuestos son 5.700 millones de euros los destinados a infraestructuras. A ellos hay que sumar 2.600 en la construcción de estadios lo que lleva al total de 8.400 millones en la inversión.

Para el Gobierno, el Mundial también reporta beneficios y establece los siguientes: 3.200 millones de euros en 2013 del crecimiento del PIB con la disputada Copa de Confederaciones y 9.800 millones proyección del aumento del PIB en el Mundial.

La explicación oficial respecto del gasto en estadios dice que de 2.600 millones 1.300 se financiaron, 460 corresponderán al gobierno del Distrito Federal y el resto a fuentes privadas.

Romario, que es diputado, Ronaldo y otras figuras del fútbol brasileño, incluida una nieta de Joao Havelange, han denunciado los sobrecostes que han pasado de 3.300 millones a 14.000 y en ellos la teoría más defendida ha sido que era más necesaria la financiación para necesidades sociales. El Gobierno se defiende diciendo que la construcción y reforma de los estadios son 2.600 millones de euros y mientras en 2013 el gasto en educación fue de 33.400 millones en este año se alcanzará los 356.200. En Sanidad se pasó de 27.200 a 30.000 y, según fuentes oficiales, desde 2010 cuando comenzaron la labores para el Mundial, en Educación y Sanidad se han invertido 270.150 millones de euros.

El pueblo no disfruta de las cifras del Gobierno en movilidad urbana, telecomunicaciones y seguridad pública. Solamente en puertos y aeropuertos el gasto ha sido, oficialmente, de 6.500 millones.

Las gentes que se manifiestan en las calles de las principales ciudades del país denuncian la corrupción, que con las obras mundialistas se ha visto favorecida. El coste total final no bajará de los 15.000 millones. El mayor escándalo ha sido el del estadio de Brasilia que costará 275 millones más de los previstos. A ello hay que añadir que otros recintos también serán casi inútiles dado que en sus ciudades no hay equipos que compitan en las grandes torneos nacionales. Se ha denunciado que varios de los campos mundialistas han costado el doble de los de categoría similar, es decir, unos 40.000 espectadores.

Todo no serán pérdidas porque el negocio de la FIFA repartirá suculentas cifras entre las selecciones participantes porque en derechos de televisión hay un gran paquete que se estima en 1.950 millones, cantidad que hace no muchos años no habría sido pagada por las televisiones públicas, como ocurría, y que ahora en la puja, prácticamente, solo entran las privadas. De ahí que en España los partidos, ni siquiera los de La Roja, serán transmitidos por Televisión Española. Toca el turno a la Cuatro y Gol Televisión. El patrocinio de los grupos que dedican millones al campeonato supera este año los mil millones de euros.

La FIFA repartirá entre los participantes 420 millones, más de 150 de los que otorgó hace cuatro años. De la misma manera el premio al equipo ganador ha pasado de 21 a 25 millones. Desde el punto de vista español los campeones de Suráfrica se embolsaron 600.000 euros por cabeza y si repiten triunfo se les compensará con 720.000, lo que ha sido causa de múltiples protestas tanto públicas como las expresadas en el Congreso de los Diputados.

En el Mundial no hay solo luchas deportivas. También existe la de las grandes marcas de equipamiento deportivo. Nike y Adidas se disputan la supremacía. La marca alemana domina en el fútbol a pesar de que la americana ha conseguido compromisos con algunas de las estrellas deportivas más importantes. Adidas siempre fue marca unida al Comité Olímpico Internacional y la FIFA. El día en que fue enterrado Adi Dassler, en estricta familia, solamente fueron invitados al acto funerario Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del COI y Joao Havelange que presidía la FIFA.

Entre distinguidos empleados de la marca existe la teoría de que en la final siempre habrá un equipo vestido por Adidas. De momento, el balón con el que se juega es de esta casa.