La Comisión Europea no ve claro el ajuste fiscal que el gobierno propone para España. El problema fundamental es que hay que reducir el déficit público en un importe equivalente a 5,5 puntos del producto Interior Bruto (PIB) hasta 2017. Una reducción que el gobierno pretende hacer recaer en cuatro quintas partes sobre el lado del gasto, al tiempo que se anuncian rebajas fiscales por doquier. Además las actuaciones discrecionales que harían caer el ratio gasto/PIB no están exentas de indefinición e incertidumbre; casi todo parece fiarse a una coyuntura económica favorable.

Suscribiendo la posición de la Comisión, mi preocupación va más allá. Creo que deberíamos buscar un reparto más equilibrado entre recorte de gasto e incremento de ingresos públicos en la estrategia fiscal de España. El gráfico adjunto es ilustrativo. El problema diferencial de déficit de España no se halla en el lado del gasto. El gasto público en España sigue claramente por debajo de la media de la zona euro. El problema se halla en los ingresos. Las graves deficiencias del sistema tributario español han provocado el desplome de ingresos desde 2007. Una buena reforma fiscal sería aquella que resolviese los problemas de fondo del sistema y proporcionase a la Hacienda Pública recursos suficientes en perspectiva comparada. Pero cada día que pasa el gobierno parece que se aleja más de estos objetivos y tiene en mente otros de más corto plazo y de tinte electoralista: rebajas fiscales ya aun a costa de agravar el riesgo de deterioro acumulativo de los servicios públicos por falta de recursos financieros.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP