"Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica".

Esta frase entresacada del discurso del Rey y las dos fotos que se veían en el despacho durante su intervención: (el Rey con su padre don Juan. Y el Rey con su hijo don Felipe y su nieta Leonor) significaban lo mismo y dejaban constancia del tiempo que ha pasado desde que don Juan Carlos I se hizo cargo de la Jefatura de Estado.

Después de las muchas hipótesis que se han barajado y después de escuchar las palabras de SM el Rey, parece que la razón más importante que le ha movido a abdicar es la necesidad del cambio generacional. Ha considerado llegada la hora de dejar en manos del heredero el futuro de la institución.

Sin duda vivimos momentos complicados donde será necesaria una gran dedicación para hacer frente a exigencias futuras y en este sentido el mensaje del Rey parece claro: "Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana".

Con la abdicación del Rey se cierra una importante etapa de la reciente historia de España. Se seguirá especulando sobre los móviles que le han llevado a tomar esta decisión. Es probable que su quebrantada salud le haya aconsejado renunciar al no poder desempeñar sus funciones con total normalidad. Es probable que hayan influido en su libre decisión consejos de personas cercanas y problemas que le afectan de cerca. Pero lo que a mi juicio resulta claro es que lo hace por el bien de España en un gesto de indudable generosidad.

*Escritora, periodista y viuda de Sabino Fernández Campo