Bueno, vale, el que no se lo crea allá él, pero es que Anacleto reitera el aviso de que mucho ojo con los teléfonos, porque hay otra oleada de sospechas: en no pocos se escuchan sonidos raros. No, no se acusa a nadie de espionaje electrónico, pero lo cierto es que entre filtraciones de juzgados y avisos en La Red ha vuelto una especie de sicosis que hace que un muy alto porcentaje de poncios -y de diáconos- del oficio político hayan optado por el tête a tête para los mensajes, siempre y cuando se haga en sitio seguro. Uf.

La cosa viene a cuento por lo que se os narró aquí onte acerca de la guerra sucia -presunta: jé- dentro del Pepé. Hubo varios que se dieron por aludidos, en su doble vertiente de espiantes y espiados, y remitieron, con ruego de confidencialidad de nombres, detalles que confirman, uno)no sólo que es cada vez más sucia, sino dos) que se extiende a sitios altos y cargos de la mitad del escalafón para arriba, e inclusio para abajo, a quienes se sabe que hablan -u oyen- mucho. Jo.

Pero eso no es todo: el recelo es tan extenso que sobrepasa las siglas. En el Pesoe de aquí ya hace tiempo -desde la época de esplendor de Pachi que, aunque breve, fue rica en episodios extraños, entre ellos aquel de su mansión rural y los impuestos locales, ¿recordáis?- que se vigilan como si fuesen agentes de Pinkerton, aquellos del Far West. Y en Ourense sin ir más lejos hay varios, y muy buenos, detectives cun una cartera de pedidos que ya quisiera Navantia. ¿No?

Cree avecilla que eso será por alguna razón, El caso es que, según le narran al agente secreto, que no abandona la vigilancia, hay quien tiene ya presupuesto para servicios de detección de micros y talytal. Y que incluyen hasta la revisión de los fax, porque de ellos se puede obtener mogollón de datos a poco que alguien se descuide. Y es que ni hay quien se fíe en ese oficio, y menos aún desde que el vicetodo herculino, Flores, dijo en FARO que no hay ningún político "absolutamente intachable", lo que manda caralho. ¿Verdad?