Cincuenta años se cumplen ahora del emotivo homenaje que las entidades deportivas, culturales y recreativas, con el Pontevedra CF al frente, tributaron a Balbino Fuentes Mora. La efeméride ocurrió tal día como ayer 26 de abril de 1964. Aquel no fue un reconocimiento cualquiera, sino que fue el homenaje más querido, que permaneció vivo más tiempo en su privilegiada memoria.

Entidades y clubes tributaron hace medio siglo un cálido reconocimiento al mítico locutor por su encomiable labor en favor del deporte local

El legendario locutor de EAJ-40 Radio Pontevedra, la voz de la provincia, era toda una institución y se encontraba entonces en el punto álgido de su trayectoria profesional. Solo un año antes había cantado el ascenso del club granate a la división de honor del fútbol español. Todo un hito en la historia reciente de esta ciudad por su fuerte implicación social, al margen de su importancia propiamente deportiva.

Fuentes Mora hacía de todo ante el micrófono. Daba lo mismo una entrevista, que un reportaje, que un comentario, porque se antojaba un mago en el arte de la locución. La especialización no tenía cabida en una emisora tan modesta, donde había empezado a trabajar con solo diecisiete años. No obstante era sobradamente conocida su querencia por el ámbito deportivo, que transmitía como nadie y tocaba todas las sensibilidades, tanto de niños como de mayores.

A una convocatoria organizada un mes antes en el Casino Mercantil e Industrial acudieron representantes de las principales entidades: desde el Pontevedra al Teucro, pasando por los clubs modestos e infantiles; desde el Liceo Casino hasta la Nueva Peña, pasando por la Cultural Deportiva Mourente, la propia sociedad anfitriona y otras entidades y peñas. Ninguna escurrió el bulto ni dio la callada por respuesta.

"El reconocimiento a la extraordinaria labor que tanto en pro del deporte como en otros problemas pontevedreses ha venido desarrollando Fuentes Mora". La iniciativa se justificó de esta forma tan sencilla y directa. Todo estaba dicho. Pero había también algo más detrás de la puesta en escena de aquel homenaje popular.

Entre bambalinas del acto, delante estaba la concesión de un premio por parte de la Delegación Nacional de Educación Física y Deporte que también resaltaba su trabajo periodístico en favor del deporte local. Y detrás latía la decepción sufrida por Balbino ante la negativa ministerial a formalizar su inscripción en el Registro Oficial de Periodistas. Según la normativa aplicada, Fuentes Mora no ejercía "funciones específicas de redactor informativo". Obviamente hacía más que eso, mucho más. Sin embargo su caso resultó desestimado y nunca obtuvo el preciado título. Ni falta que le hizo para ejercer su magisterio radiofónico.

La fecha elegida para el señalado homenaje tenía mucho riesgo: aquel domingo 26 de abril de 1964 el Pontevedra CF se jugaba a cara o cruz en Pasarón su descenso a Segunda tras disfrutar por primera vez en su historia de una temporada en la División de Honor. El rival era el Atlético de Madrid, que ganó por 0-1 y acabó con el sueño de la permanencia.

La suerte estaba casi echada de antemano. De modo que la decepción sufrida por la afición granate se dejó sentir solo lo justo y no empañó en absoluto el buen ambiente de la cena celebrada en Casa Solla unas horas después de la sentida derrota.

El homenaje a Fuentes Mora puso aquella noche el contador a cero para iniciar el camino de un nuevo ascenso del equipo granate, a la sazón presidido por Miguel Otero y entrenado por Marcel Domingo. La conjura marinada por Pepe Solla dio un resultado magnífico. El Pontevedra no solo acabó líder de Segunda división y retornó a Primera, sino que se forjó también el mítico "hai que roelo" del año siguiente.

En torno a Fuentes Mora se reunieron un centenar de comensales, todos buenos amigos, bajo la presidencia del alcalde Filgueira Valverde. Todo el mundo sabía que don José no era muy futbolero, pero como primer pontevedrés en razón de su cargo institucional se implicó al máximo con aquel equipo formado por Rodri, Azcueta, Batalla, Cholo, Calleja, Vallejo y demás. Entre las adhesiones leídas a los postres emocionó mucho al homenajeado un telegrama de Enrique Mariñas, maestro de la locución en España junto con Matías Prats.

Como recuerdo de aquel entrañable acto Balbino Fuentes Mora recibió un artístico pergamino. Seguramente este documento ocupó un lugar de honor entre los mejores recuerdos de aquel legendario locutor.

El 1 de abril de 1979, último día de la campaña electoral de las primeras elecciones municipales en la alargada transición democrática, Balbino Fuentes Mora cometió un pecado mortal contra la ética periodística que acabó pagando muy caro.

Si la radio era un medio caliente entonces, literalmente se puso al rojo vivo en aquella contienda política, cuando la alcaldía estaba considerada una pieza muy codiciada de caza mayor. Radio Pontevedra gozaba además de una hegemonía envidiable, en su condición de única emisora que funcionaba en la ciudad y entraba en los hogares de los pontevedreses como perico por su casa.

La Unión del Centro Democrático, de José Rivas Fontán, y la Candidatura Independiente, de Joaquín Queizán Taboada, protagonizaron una enconada pugna por hacerse con la alcaldía como principales favoritos. Queizán venía de desempeñar ese cargo con buen cartel pese a su condición de camisa azul, y Rivas no se cansó de incidir en el apego de su rival al régimen franquista poniendo en solfa su condición de demócrata. Por eso nunca se llevaron bien.

En medio de semejante fregado el bueno de Fuentes Mora no solo pisó sino que traspasó una línea prohibida a cualquier periodista. Sin entrar en detalles inapropiados, digamos que el asunto se destapó ante un hecho incomprensible: ¿cómo era posible que Queizán contestara antes de tiempo a lo que dijo después Rivas sin haberlo oído primero? Uno y otro habían grabado previamente sus respectivas diatribas de cierre de campaña para la emisora local. De modo que el acertijo era sencillo y solo hacía falta la confesión del responsable.

En lugar de purgar una penitencia por la filtración, dura o muy dura, no hubo perdón. Sobre la cabeza de Fuentes Mora recayó la pena capital: su salida fulminante de EAJ-40 Radio Pontevedra, la voz de la provincia. Nada ni nadie pudieron hacer nada por menguar aquella durísima condena.

Balbino Fuentes Mora tuvo que afrontar lejos de su querida Pontevedra una especie de exilio forzado para sobrevivir mal que bien en tierras castellanas. Hasta su muerte a los 78 años en Valladolid conservó intacta aquella modulación suya tan característica de una voz magnífica, cercana e inconfundible, que todavía resuena hoy como ayer en la memoria viva de muchos pontevedreses.

El informe de Intervención del Ayuntamiento sobre facturas y pagos del primer trimestre del año 2014 que mañana conocerá el pleno municipal tiene una parte buena y otra mala. Raimundo González ha avanzado los datos más importantes para arrimar el ascua a su sardina, intensificando el foco sobre la primera y bajado la luz sobre la segunda. El Ayuntamiento ha pagado el 95% de sus facturas a proveedores en un plazo medio de 18,5 días, que supone una rebaja considerable. Sin embargo, ha tardado 41 días en abonar el 5% restante y, en consecuencia, ha excedido el marco legal de 30 días por causas que el concejal de Hacienda considera más ajenas que propias. El meollo de la cuestión está en vislumbrar si el Ayuntamiento corregirá esa desviación en este trimestre y mantendrá o no esos recortes tan meritorios en sus pagos.

Unespa, la patronal del seguro, acaba de presentar su informe anual sobre los intentos de fraude a las compañías que ha detectado el pasado año 2013. No constituye una sorpresa la destacada presencia de esta provincia en este peculiar ranking, pero si llama la atención su perseverancia por mantener e incluso potenciar tan triste honor. Pontevedra es la primera provincia de Galicia y la novena de España en engaños detectados, con el ramo del automóvil a la cabeza. Aposta el informe no aporta una sola hipótesis sobre las posibles causas de tales resultados. El meollo de la cuestión está en descubrir el misterioso factor X que provoca ese instinto fraudulento entre los pontevedreses y adivinar si tiene alguna relación con el elevado precio de los seguros automovilísticos y la alta tasa de siniestralidad circulatoria de esta provincia.

El Consello Económico e Social (CES) es un órgano consultivo del Ayuntamiento de Pontevedra que, por motivos muy diversos, no tiene acreditada su razón de ser, por no decir que nunca ha servido para mucho. De ahí el escepticismo que produce lo que pueda dar de sí la nueva reunión del próximo martes 29. El alcalde se había comprometido con los mal llamados agentes económicos y sociales a celebrar este encuentro tras verse las caras y poco más a finales del pasado año. De modo que Fernández Lores no hace mal en cumplir su compromiso para escuchar quejas y debatir ideas de unos y otros. El meollo de la cuestión está en adivinar si las fuerzas vivas del CES estarán a la altura de las circunstancias en este nuevo encuentro con análisis certeros y atinadas propuestas, o firmarán su sentencia de muerte por inanición.