El centenario de "Niebla", su novela más vanguardista, y el reciente libro de Agustín Remesal sobre su relación con Portugal y Galicia, han reavivado el interés por la figura de Miguel de Unamuno, el gran pensador de la generación del 98.

Estuvo al menos tres veces en Galicia. En 1903, cuando pronunció una conferencia en Ourense, en el Congreso de Pedagogía, de donde viajó después a A Coruña para hablar en el Círculo de Artesanos, la sociedad más prestigiosa de la ciudad.

En esa estancia recaló en las Torres de Meirás, invitado por Emilia Pardo Bazán, de la que será un fiel amigo. La escritora, que era una fantástica anfitriona, organizó una comida, a la que asistió la crema política e intelectual coruñesa. Figuraba entre los invitados el abogado José Millán Astray, padre del fundador de la Legión, con quien protagonizará, a comienzos de la Guerra Civil, un sonado encontronazo en la Universidad de Salamanca, de la que era rector.

Aquí las opiniones se dividen. Hay quien dice que fue el propio Millán Astray quien libró a Unamuno de que lo lincharan legionarios y ultramontanos, que cantaban ¡viva la muerte!, mientras otros estudiosos sostienen que fue Carmen Polo de Franco quien lo salvó.

El segundo viaje es en 1912, cuando fue invitado como mantenedor de los Juegos Florales de Pontevedra, en los que tiene una sonada intervención.

Si nadie lo desmiente, la última visita fue visual, y en Vigo. El general Primo de Rivera, tras el golpe militar por el que se proclamó dictador, lo destierra a Fuerteventura. Tras ser amnistiado, Unamuno se exilia a Francia. Es cuando llega a Vigo, en el barco "Zeelandia", con el diputado Rodrigo Soriano.

Era la víspera de la fiesta de Santiago de 1924, y al puerto acudieron diversos personajes vigueses. Soriano descendió a saludarlos, pero Unamuno se limitó a contemplarlos desde la proa.

El filósofo estuvo a punto a venir a Vigo, en 1902, cuando Ramiro de Maeztu pronunció un ciclo de nueve conferencias, al que asistió un jovencísimo Ortega y Gasset.

El magistrado Julio Picatoste, que forma en el selecto grupo de los unamunianos, suele citar una carta, en la que el rector anunciaba que vendría a Vigo. No se sabe la razón, pero no lo hizo. En compensación, un hijo suyo matemático, Fernando Unamuno, estuvo años después en la ciudad como profesor de Instituto, impartiendo sus saberes,

Pero el que nos ocupa es el viaje de 1912, y la entrevista con Unamuno, que publicó el FARO DE VIGO.

Nada más acabar su compromiso floral, se dedicó a lo que le gustaba: recorrer los pueblos de la provincia, uno de ellos Bueu, donde fue homenajeado.

El autor de la única entrevista que se le hizo en Galicia -un género periodístico casi inexistente-, es Isidoro Millán, joven abogado y periodista. Aquel día pasó varias horas con el filósofo, y de ahí surgen las respuestas que el periódico introduce con esta advertencia. "El sabio rector de Salamanca, Miguel de Unamuno, es para unos un extravagante, para los más, un hombre sincero".

Sin duda la aclaración viene a cuento, porque la entrevista es detonante. He aquí una de sus opiniones:

"Sí, España es un país de millonarios anarquistas. Aquí, los grandes, los poderosos son los que primeramente se ponen frente al poder, debilitando su acción, restándole fuerzas y prestigio. Yo afirmo que la única garantía de libertad en España la ofrece el Estado. El libro de Herbert Spencer ha ejercido perniciosa influencia. El individuo debe someterse al estado, porque éste, repito, es la única base de garantía y desarrollo de la libertad individual".

(Posiblemente se refiera a las teorías filosóficas de Spencer, contrarias a todo estatismo, y al libro "El individuo contra el Estado", que debió traducirse al castellano por esa época.)

La conversación con un personaje sabio y libre como el rector salmanticense debió ser un honor y motivo de orgullo para el joven abogado y periodista. Hasta tal punto le impresionó que no escribió un artículo sobre lo que pensaba, sino que a diferencia de lo que solía hacerse, quiso dejar constancia en una entrevista de sus palabras textuales.

El resultado es una muestra de la coherencia vital de Unamuno con su pensamiento, que defendía aunque le llevara al destierro o a sufrir sanciones. Por eso se vio moralmente obligado a pronunciar aquel discurso en el paraninfo de Salamanca que indignó a los golpistas. Y por eso lo expulsaron del rectorado. Poco después murió.

La coherencia y valentía de intelectuales como él se echa en falta en los de esta hora, de los que se siente más el silencio que la palabra sobre los asuntos que preocupan a la gente.

Al joven Isidoro Millán, cabe el mérito de ser el único periodista que entrevistó al rector a su paso por Galicia. Dejó constancia en un texto que es cita obligada. Con el tiempo será uno de los destacados articulistas de este periódico, durante los difíciles y problemáticos años de la Republica, próximos a la guerra civil.

P.S. Isidoro Millán es pariente del médico pontevedrés Alejandro Millán, conde de Quirós, que fuera gobernador civil de Pontevedra durante los gobiernos de Aznar, y del diplomático y eurodiputado, Francisco Millán.