La Semana Santa es el periodo de vacaciones en el que más vehículos circulan por nuestras carreteras en tan corto espacio de tiempo. De camino a la playa a las procesiones, es fundamental hacer uso del cinturón de seguridad y proteger a los menores con los sistemas de retención infantil. Se trata, simplemente, de abrocharse a la vida. En esta época de trayectos cortos a actos religiosos en los que se combina lo litúrgico con lo festivo, no cabe otra conducta que erradicar el alcohol. En materia de prevención y en el trabajo constante por la seguridad vial, la vida es el mejor precio y en la carretera todos compartimos mucha vida.

Otra premisa básica para el conductor tiene que ver con el respeto a los límites en todas las carreteras. Además, si se cumple el empeoramiento del tiempo coincidiendo con la operación retorno de la Semana Santa, resulta imprescindible que con la lluvia y otras condiciones climatológicas adversas reduzcan la velocidad, extremen todas las precauciones para una conducción segura y, previamente, revisen el estado de sus neumáticos, que son un elemento de seguridad muy importante.

Detrás de los malos comportamientos al volante se esconden las tragedias. En la primera fase de la Semana Santa un total de 18 personas se dejaron la vida en el asfalto. Con las conductas imprudentes en la carretera, se pierden vidas y familias enteras quedan destrozadas.

En definitiva, es hora de disfrutar, de abrocharse el cinturón de seguridad, no confiarse en los desplazamientos cortos, no beber bajo ningún concepto si vamos a conducir y disfrutar del placer de la Semana Santa. Buen viaje y feliz regreso.

*Motorista del Subsector de Tráfico de Ourense, miembro de la Unión de Guardias Civiles (UGC) y especialista en materia de Seguridad Vial