El informe PISA es una radiografía de los resultados que sacan los alumnos en las escuelas de todo el mundo obtenida merced a unas técnicas que ideó su actual coordinador, el estadístico Andreas Schleicher. Cada vez que aparecen sus resultados, los españoles nos echamos a temblar: ocupamos de forma sistemática los lugares de cola en Europa por lo que respecta a los conocimientos en materias tan sensibles como matemáticas y lengua. Pero al publicarse el último informe, el de 2013, se han disparado todas las alarmas. Resulta que, además de incapaces de llevar a cabo tareas de abstracción en el cálculo y de compresión de textos en cualquier idioma, resulta que nuestros colegiales carecen de las habilidades prácticas que permiten enfrentarse con los problemas de la vida cotidiana. Entre los numerosos comentarios a los que ha dado lugar ese retrato terrible ha aparecido uno en particular que merece tomarse muy en cuenta. ¿Qué pasaría si ese mismo programa para calcular capacidades y rendimientos se aplicase no a los adolescentes sino a los adultos de nuestro país?

Resulta fácil anticipar el resultado. Comencemos por los mismos comentaristas que ponen el grito en el cielo ante los datos del informe para 2013. El que lo hizo en el diario de más tirada y más leído de España decía textualmente que el problema no es nacional sino regional porque hay comunidades que mejoran la media y otras que la empeoran. Pero se trata de una verdad de Pero Grullo: cualquier distribución estadística tendrá por necesidad valores por encima y por debajo de la media. Pretender que todas las comunidades autónomas están en habilidades educativas o en lo que sea por encima del promedio es un imposible derivado de la ignorancia. Así que a lo mejor lo que sucede es que estamos tomando el rábano por unas hojas equivocadas. Las preocupaciones por el suspenso en matemáticas o en sintaxis son para tentarse las carnes pero, ¿qué quiere decir que nuestros escolares no saben enfrentarse con los problemas prácticos? Y por añadidura, ¿cabe achacar esa falta a que están todo el día usando el móvil y metidos en internet?

El señor Schleicher, siendo un niño, fue calificado como inútil para los estudios. Pero su padre le pagó un liceo privado y ahora el inventor del informe PISA habla excátedra. Seguro que sus algoritmos son excelentes pero me pregunto a qué se refieren cuando hablan de la vida normal. La que vivimos ahora es para mí un espanto en el que los adolescentes se mueven como pez en el agua, venga a manejar los teclados con los pulgares. Así que el problema no parece tener mucho que ver en realidad con lo bien que hacen las cosas cotidianas, que las bordan, sino con lo que sería deseable para una vida normal. A tal efecto, el informe PISA sobra. Lo que necesitamos es un método para que nosotros, los adultos, nos aclaremos acerca de la vida que queremos tener. Y una escuela donde nos enseñen a lograrla.