Como era de prever, la sesión parlamentaria sobre la consulta catalana aportó pocas novedades. Discursos largos y monótonos, posiciones encontradas, diálogo de sordos. Las elecciones europeas de mayo apuntan en el horizonte; razón de peso para que, ante la previsible demoscopia del desencanto y el abstencionismo, los líderes políticos quieran movilizar a su electorado. Rajoy apeló a la soberanía compartida de los españoles y a la Ley como garante de la democracia. Mensaje a la nación, sin sobresaltos ni exabruptos, muy en su línea de tonos medidos. Rubalcaba hiló un hábil discurso parlamentario que recordaba, en algunos momentos, la alocución con la que se opuso al Plan Ibarretxe en 2005. Candidato gastado por los años de poder, político brillante, los mentideros de la Corte lo sitúan ya de retirada a la vuelta del verano. Está por ver, porque hace años que se repite este runrún.

El líder de UDC y portavoz de CIU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, sigue empeñado en presentarse como el hombre de la Generalitat en Madrid, a pesar de que su posicionamiento centrista despierte sospechas en el entorno de Mas. Cada uno en su línea, Herrera, Turull y Rovira aportaron escasas novedades significativas, más allá de la escenificación. El debate sirvió para poco y, ya de noche, en un comunicado institucional, Artur Mas declaró que "el proceso continúa". También eso resultaba previsible.

Con matices, el PP y el PSOE reman en la misma dirección, hablan a menudo entre ellos y plantean propuestas similares con un lenguaje distinto, consecuencia de la evidente sintonía personal entre Rajoy y Rubalcaba sobre este asunto. Frente a las dificultades de gestión de los populares, cabe augurar que, en los próximos años, el protagonismo de los socialistas --PSOE y PSC-- irá a más, sin olvidar el papel de la UE. La Europa de los Estados rehuye -incluso con pavor- los cambios de fronteras en su interior, por lo que se hace impensable que las instituciones de la Unión actúen a favor de los intereses secesionistas. Las preguntas sobre el acceso a la liquidez del BCE, los programas comunitarios y la libre circulación de trabajadores y mercancías serán cuestiones clave en el debate catalán, sobre todo a medida que se evidencie el predecible rechazo europeo a la independencia. El PSOE, por su parte, aspira a ejercer una labor de engrase con su apuesta por una reforma constitucional. ¿Bastaría con una disposición adicional en la Carta Magna que reconociera la "nación catalana" (Duran i Lleida dixit) dentro de España? ¿O con un modelo federal? ¿Y éste en qué se distinguiría del actual sistema autonómico? De forma sibilina, Rajoy no parece cerrarse a algún tipo de negociación en este sentido. Nadie sabe muy bien cuál sería su alcance.

En una Europa cuyos Estados carecen ya de soberanía plena, la necesidad de alcanzar amplios acuerdos plurales sobre la base de la Ley se impone con fuerza. A pesar de todas las incógnitas, la lógica del realismo apunta en esa dirección y seguramente terminará por sedimentar pasado el periodo electoral. ¿Qué lectura harán de los resultados de las próximas europeas el PP, el PSOE y CIU? Sin consulta, ¿habrá autonómicas anticipadas en Cataluña? ¿Veremos un pacto de gobierno PP-PSOE en 2016? En Québec, el soberanismo retrocede. De acuerdo con las encuestas, los nacionalistas probablemente pierdan el referéndum escocés. La recuperación económica todavía es incipiente, aunque cobra fuerza. Muchos asuntos por resolver bajo una presión enorme. Años intensos a la vista.