Tropiezo a Doña Publia, con su perrazo, en un callejón por el que atajo a veces. Doña Publia sólo piensa en política. Mientras su perro, de nombre Romanones ("Roma"), hace sus cosas, me dice esto: "Si el PSOE tuviera arrestos, y de paso quisiera volver a ganar un día unas elecciones, propondría a todos los partidos, incluidos los catalanes, empezar a negociar una reforma a fondo de la Constitución, con todos los temas, no sólo el federal, y sin dejar uno". Al subrayar esto último ha pasado en círculo su mano abierta sobre la cabeza, como si en ella tuviera una corona. Respondo a Doña Publia que no valdría de mucho, con la mayoría del PP, y ella contesta que en ese caso la oposición ya tendría una causa común, con tres comicios por delante, uno por primavera, y el asunto catalán tendría un cauce distinto al de la calle. Dicho lo cual, Doña Publia saca una bolsita y se agacha para recoger.