Las posiciones están así: Mas quiere que le dejen hacer la consulta soberanista, y Rajoy quiere negociar, sin decir sobre qué, aunque sí sobre que no (la consulta soberanista). ¿Por qué no dice Rajoy qué cosas está dispuesto a negociar?. Es un misterio hasta para los marianólogos (una profesión de masoquistas). Siempre he desconfiado del argumento de "negociar", así a secas, para superar los problemas, pues lo previo a negociar es que estén claras las posiciones, o sea, antes hay que "hablar", en la acepción de todo juego. Alguien con autoridad debería decirle a Rajoy: "hable", para que de una vez empiece la partida. Todo lo que no se mueva en el tapete se moverá en la calle, un terreno en el que los jugadores tienen sólo control relativo. Cada día que pasa extiende su sombra la sospecha de que Rajoy no es que se guarde el juego, es que en realidad no tiene ninguno, aparte del silencio.