Qué envidia me dan las actas de los árbitros de fútbol, lo mucho que se comentan a lo largo de la semana, la punta que se les saca en los mentideros. Por eso se me ocurrió ponerme a pensar tras el último Madrid-Barça. Si los profesores de Secundaria hilasen tan fino como los colegiados del balompié, no habría alumnos en el aula a los tres minutos de clase en muchos centros. Pero si los profesores redactaran las actas que reflejasen algún incidente con la misma minuciosidad que los "referees" se conseguiría un doble objetivo: (1º) que ya no se daría ni un minuto de clase, pues los profes se pasarían todo su horario rellenando actas, cumpliéndose así el deseo del Poder de que los chavales no aprendan nada, no piensen nada, no critiquen nada; (y 2º) que, a lo mejor, dichas actas se discutirían con la misma pasión que las del fútbol, con lo cual la enseñanza se convertiría en un espectáculo más y así no le afectarían los recortes presupuestarios. (Advierto que estoy de broma, pero?).

Las reglas de redacción serían muy fáciles: (1º) usar muchos gerundios y muchos adverbios terminados en "-mente"; (2º) repetir cuantas más veces mejor las expresiones "a mi persona" y "con los brazos en alto"; (3º) especificar siempre la distancia en centímetros que separan al enseñante del enseñado; (y 4º) emplear una sintaxis horrorosa. Por ejemplo, así quedaría un acta profesoral modelo: "En el tiempo de recreo y antes de abandonar mi persona el aula entró a la misma la madre de la alumna Dña. Eva Fina Segura empujándola bruscamente poniéndose a gritarle diciéndole: "Eres una pelota, no hables con el tío este". Seguidamente, con los brazos en alto, se encaró con mi persona diciéndome: "Pringao, que eres un pringao, so pringao", siendo separada de mi persona por el empleado de mantenimientos del IES, D. Oleg Nunkastoiy. Continúa persiguiéndome alevosamente por todo el pasillo encarándose a menos de 20 cm. de mi cabeza vociferando protestas y descalificaciones vehementemente con vehemencia". Otra posible muestra: "Siendo expulsada, la alumna número 276/A de 3º de la ESO, Grupo B, Dña. Menuda Tunda Tedaré, se golpeó varias veces con la palma de la mano en la cara abandonando el aula despaciosamente dirigiéndose a mi persona y a la persona del Jefe de Estudios diciendo seguidamente: 'Sus vais a enterá'". Por si acaso las diferencias docente-discente se produjesen a causa de estrictos motivos académicos, aquí pergeño otra posible acta: "Con los brazos en alto de forma agresiva ostensiblemente y reiteradamente, el alumno D. Guasap Ponte Alegre dirigiéndose a 13 cm. de la cara de mi persona al finalizar un análisis sintáctico dijo exclamativamente: 'Que no es complemento directo, subnormal, me cago en mi vida', teniendo que ser sujetado por varios compañeros compañerísticamente ". O bien, valga esta otra: "En el minuto 39 de clase, el alumno D. Isaías Bronca Segura fue amonestado por el siguiente motivo: dirigirse a mi persona en los siguientes términos en repetidas ocasiones y a viva voz a 5 cm. de mi cabeza: 'Pero ¿cómo que la filosofía posterior es solo una nota a pie de página de Platón, cabronazo, dímelo a la cara en el patio'". Por fin, si el alborozo reinase al dar las notas, he aquí otra posible acta: "Se detuvo la clase en el minuto 43 amonestándose a D. Disney Kun Parsita por meterse en el aula unos dos metros para celebrar un aprobado en Matemáticas dando hacia mi persona vociferadamente".

Y a comentarlas en las tertulias, a compararlas con las imágenes de las cámaras de seguridad. Y los informativos abrirían gozosos: 'Dos alumnos patean a un profesor. Esperemos a ver qué pone en el acta el agredido. Pueden caerles hasta tres días de suspensión de clase'. Así: espectáculo de espectáculos y todo espectáculo. ¿O acaso la enseñanza (y aquí termino la broma con otra broma) no es tan importante como el fútbol?