Si no se halla solución al desajuste entre un exceso de parque inmobiliario y las dificultades de muchas familias para acceder o conservar su vivienda no será por falta de herramientas legales. Últimamente se han publicado algunas propuestas originales que apuntan al censo enfitéutico como posible solución para dar salida a los inmuebles en manos de los bancos y como alternativa a la dación en pago. No se asusten por lo de "censo enfitéutico". Se parece a un alquiler, con la diferencia que el que el inquilino puede comportarse como un propietario, e incluso enajenar la finca, siempre que el "casero" reciba un canon anual llamado censo.

La figura se inventó en el Derecho romano para repoblar las tierras conquistadas por los ejércitos. Toda la tierra conquistada se consideraba propiedad del feudal, pero había que repoblarla, y para atraer a nuevos campesinos se les proponía el citado trato. Así el campesino y sus descendientes tenían la seguridad de no ser expulsados, y el feudal sacaba un rédito de la conquista, además de recuperar el dominio pleno en caso de impago del censo.

Siendo una figura en franco desuso hoy, lo que algunos proponen es recurrir a ella para dar salida a tanta vivienda vacía como tienen los bancos, y a la que nadie accede porque casi no se constituyen hipotecas. Apuntan también que se podría configurar como alternativa a la dación en pago, de manera que el prestatario moroso cedería al banco el dominio directo reservándose el dominio útil a cambio un canon periódico que siempre sería inferior a la cuota hipotecaria. Así podria seguir disfrutando de la vivienda, incluso con la posibilidad de arrendarla o enajenarla.

La propuesta tiene un montón de matices, entre ellos los destinados a prevenir la depreciación de la finca -por el paso del tiempo o por los avatares del mercado-, pero no parece ninguna locura. En la actualidad está creciendo el mercado del alquiler, no porque hayamos abandonado la cultura de la propiedad, sino porque a la fuerza ahorcan. Pero la legislación tiende a desincentivar el alquiler, en la medida en que no garantiza la estabilidad del inquilino, sin proteger tampoco al propietario contra la morosidad persistente. ¿Para qué va a gastar el inquilino en mantener y mejorar la casa si le pueden echar en cualquier momento? ¿Para qué va a hacerlo el propietario si luego un inquilino lo puede destrozar todo y encima montárselo de ocupa?

Que los expertos digan si la enfiteusis es una respuesta adecuada a la situación presente, o si hay que modificarla o inventar otra cosa con parecidas ventajas y sin los inconvenientes que pueda tener, pero no nos limitemos a quejarnos de la falta de herramientas legales. Se buscan, y si no se hallan, se crean. Eso sí: la idea básica del censo, que es la de obtener un rendimiento modesto pero permanente -unas "rentas"-, se compadece mal con el paradigma de un capitalismo financiero que saca sus beneficios de comprar barato por la mañana y vender caro al mediodía.