¿Recordáis, fratres, aquella vez que Anacleto os contó que había poncios -e incluso patricios- que se pensaron cambiar el sistema de comunicaciones entre ellos y recuperar el poney exprés? Sí, la forma era broma, pero el fondo, en absoluto: se trataba de reflejar una inquietud, que ahora mismo ya es sicosis, por la probabilidad de que sus conversas telefónicas a través de móviles -y hasta de fijos- se graben. Y como no saben por orden de quién y sólo se enteran cuando salen en los media, peor. De ahí el canguelo. Uyuyuy.

Al pájaro le consta que la cuestión se ha planteado ya a diferentes niveles, y que incluso se consultó en los más altos. Podría formar parte, desde luego, de la táctica que pronto se va a desarrollar y que probablemente consistirá en poner en duda primero los métodos de investigación de la Pokémon, luego su solvencia y por último -siguiendo el modelo patentado en Andalucía- con caña directa a la instrucción. Y avecilla añade un aviso; fijaos en el origen de la crítica técnica. Uyuyuy.

(Sobre este aspecto, Anacleto -que está también en ello, se suma al ojeo y dice que aquí hay una diferencia con respecto a otros casos: no existe una línea divisoria entre malos y buenos. Están todos mezclados, en plan multicolor, y eso supone mayores riesgos de que la contraofensiva disponga de hueste muy numerosa y variada y artillería de diferentes calibres. Es decir, puesto en román paladino, que lleguen los tiros por la derecha y por la izquierda: desde todo el frente. ¿Eh...?)

Otro tema, antes de rematar por hoxe. En los cenáculos y papatorios de la city y corte -ya sabéis- se ha reactivado la rumorología sobre dos alcaldes, uno rojo y otro blanco, que están de corpore -político- insepulto y con los que nadie cuenta para el recunque. El primero, de Lugo, que ya lo sabe, aspira a llegar al fin de su mandato con dignidad y sugerir sucesor al mando soeciata; el otro, de Santiago, sabe que no tiene tan claro el horizonte en la corte pepera. Pero aún le quedan varios actos a los dos dramas. ¿Capisci?