El esfuerzo fiscal a escala municipal no es fácil de medir. Por varios motivos. El primero tiene que ver con la inexistencia de indicadores oficiales actualizados de PIB o renta municipal. El excelente (reitero una vez más, con el deseo de que no se le practican amputaciones irremediables) Instituto Galego de Estatística hizo estimaciones muy interesantes hace unos años, que quizá debería recuperar. Pero la realidad es que no tenemos esos datos. El segundo tiene que ver con la estructura tributaria municipal, que dificulta las comparaciones. El principal impuesto local, el que grava los bienes inmuebles y supone el 62% de la recaudación impositiva para el conjunto de municipios españoles, proporciona el mejor ejemplo. En un reciente trabajo para el área urbana de Ourense se demostraba que el tipo impositivo no explica la recaudación per cápita ni el importe medio del recibo. Es mucho más importante el año de revisión catastral: cuanto más reciente, mayor tiende a ser la recaudación. Por eso, comparar tipos impositivos aplicados a valores catastrales revisados en años muy diferentes es una forma muy imperfecta de aproximarse a la cuestión de los esfuerzos fiscales. El tercero tiene que ver con la presencia de elementos distorsionantes como un parque empresarial o una central térmica en municipios con pocos habitantes. Los impuestos no los pagan los ciudadanos ni los empresarios que residen en el municipio y la recaudación per cápita puede llegar a ser desorbitada.

A la espera de que alguien haga esa estimación para Galicia con rigor, una solución no óptima pero razonable puede ser utilizar el importe global de la recaudación por impuestos directos, indirectos y tasa, precios públicos y contribuciones especiales (capítulos I a III del presupuesto de ingresos) dividido por la población oficial. Esto se hace en: http://www.sielocal.com/informe/66/Presi%C3%B3n-Fiscal-por-habitante, utilizando los últimos datos disponibles, correspondientes a 2012. El ranking de los siete municipios gallegos así calculado es el que aparece en el gráfico adjunto. A Coruña es quinta, pero Vigo está por debajo. Por supuesto, este resultado global es perfectamente compatible con que una determinada tasa o precio público municipal en Vigo pueda ser muy superior al mismo en A Coruña, o que el tipo impositivo de un tributo es superior. Pero de entrada y en su conjunto, la idea de que en A Coruña se pagan menos tributos no parece muy verosímil.

*Catedrático de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo @SantiagoLagoP