No voy a ocultar la gran suerte culinaria que vivimos unos cuantos varones aún briosos el martes, glorioso día en que, auspiciados por el licenciado Morales, Lorenzo de nombre, dimos cuenta de un gallo de corral criado en las tierras de Baredo. La cita fue en el restaurante Estafeta de la viguesa calle Reconquista, ese que regenta Miguel Armani, bisnieto de Alejo, el fundador del Maracaibo, e hijo de esa fantástica cocinera que es María Docarme, a la que conocimos en La Gavela de Bouzas y ahora tiene la suerte su hijo de tenerla allí todos los días. Estábamos allí gente de bien (se supone), de ley como los letrados J. M. Álvarez Graña y Rafael Larriva, y de orden (económico) como los asesores fiscales Jorge de Prado y José Luis Cabaleiro o los bancarios Joaquín Costas y Jesús Charle Asegurado. Nos hizo María un gallo a la mandarina que mereció dos orejas y vuelta al ruedo y, entre comer y mojar, se nos pasó el tiempo volando. No voy a negar que se hablara en la mesa de temas serios, que los hubo aunque lo justo para no amargarnos, pero aseguro que el mayor encono lo hubo en cosas de fútbol, donde se precipitó una discusión y apuesta sobre el origen del Atlético de Madrid de mucho contenido entre Charles y Costas, uno de los cuales habrá de invitarnos a otra.

Ímos á Casa da Peteta, baby

A caballo entre las parroquias de Sárdoma y Bembrive está un camino cuyo solo nombre evoca un cuento de la infancia ante la chimenea: la Costa da Peteta. Pues bien, queridos, digo que desde hace unos días unos osados emprendedores vigueses han abierto una tapería y casa de comidas como las de antaño, pero con todas las comodidades y servicios de hoy . El nombre hace honor al de la calle: A Casa da Peteta. Allí se dieron cita casi un centenar de invitados para inaugurar el espacio decorado por Luzia Titán, poeta de los colores y voz visible de la Fundación Eomaia. Las tapas que se sirvieron fueron sólo una avanzadilla de lo que se puede degustar en esta tapería, por donde ya han pasado gaiteros como el redondelano Paco Lume, parte de los integrantes de la Coral Casablanca que dieron la nota afinadísima en la inauguración o el director de cine Cristóbal Arteaga, cuya opera prima El Faro sin Isla se rodó íntegramente en Cangas. Para no perderse en la intrincada geografía rural viguesa, lo mejor es ir por detrás del Seminario, por el camino de Lameiro hasta a Peteta.

Toñi, un tipo inmenso

Y, mientras escribo esto, oigo al fondo en TVE y el programa Entre Todos a un vigués de 22 años, Toñi Rodríguez, que solicita ayuda para evitar ser deshaucidado con su madre enferma y su hermano, con síndrome de Down. Cuando acabe estas líneas seguro que a este este Toñi, enamorado de los trenes, la gente le habrá solucionado el problema esencial porque abunda el lado bueno y solidario de la gente pero, al oír su dura historia y cómo con 22 años ha perdido su adolescencia por llevar el peso de su casa, al ver los inmensos valores que le adornan, creo que hasta el título de Vigués Distingudio le quedaría muy corto. No sé quién es este Toñi Rodríguez, pero es un ejemplo admirable en esta sociedad y un orgullo para Vigo.

Un bretón en Vigo. Este que veis saludando al respetable es el francés Nicolás Derval, a quien vimos en el Rastro de Vigo Vello el sábado vendiéndolo todo y regalando su simpatía. Derval es una muestra de cómo detrás de un sencillo puesto de rastro puede haber un tipo con más peso que en un despacho de poder y sillones dorados. Ahora está en paro y, ante la falta de ofertas, va a probar suerte en Perú pero aquí hizo en 8 años muchas cosas como ser coordinador regional para Galicia en el proyecto europeo NEA2, gerente de un plan de competitividad turística, creador de un dúo de música bretona... Se nos va ¡qué pena!