El grillismo se ha estrellado en su marcha sobre Roma.Y en España tenemos a Aznar convertido en el Pepito Grillo del Partido Popular, una especie de conciencia crítica que empezó a descorcharse en una entrevista y que anteayer se destapó con nueva llamada de atención sobre la falta de un espíritu reformista en los suyos.

Más de uno se está preguntando qué es lo que busca el ex presidente asomándose un días tras otro a la ventana. No son pocos los que insisten en que la vuelta se debe a una huida hacia adelante coincidiendo con las últimas revelaciones del "caso Gürtel". Aznar se siente desprotegido por la dirección de su partido y quiere mostrar su juego. Eso sí, con alguna que otra carta marcada.

Al ex presidente no le faltará respaldo por oponerse a las sucesivas subidas de impuestos, ni claque en sus votantes por criticar los incumplimientos del programa popular por parte de Rajoy. Sin embargo, resulta algo aventurado interpretar, como hizo el lunes en el Congreso, que en 2012 se produjo un mandato reformista de las urnas, mientras que lo que simplemente está constatado es un clamor desesperado del elector ante la hecatombe socialista que Rajoy, por cierto, no ha hecho otra cosa que perpetuar.

Admitiendo la razón fiscal de Aznar como animal de compañía, no queda más remedio que descreer de un ex presidente que ahora exige reformas y modernidad cuando en 2000 se le presentó la oportunidad de hacer esos cambios tras obtener su mayoría absoluta. No sólo de reformar la Constitución, que probablemente en aquellos momentos no era algo perentorio, pero sí de emprender una regeneración política desde las propias filas populares. Evidentemente, hizo lo contrario por lo que después se supo de la trama encabezada por Correa y los supuestos favores al partido. La última corriente de inmoralidad que ha acatarrado a este país procede precisamente de la etapa en que España iba bien, sin que nos pudiéramos imaginar aún lo mal que iba a terminar. No hubo reformas y sí una ley del suelo que produjo un incendio, tampoco modernidad pero sí, en cambio, Gürtel. Más que preocuparse de por qué ha vuelto, habrá que preguntarse de qué está hablando.