En toda turbulencia hay un eje de giro o varios en los que se localiza el centro del sistema. Es posible que el eje de las turbulencias que agitan al sistema económico, y tienen su área de devastación en Europa, pudiera localizarse en las ruinas de la factoría textil de Bangladés, con más de mil personas muertas. Desde hace décadas la voracidad del capital, con la agudeza del ojo del águila, vio en las manufacturas producidas a precio de saldo en el Extremo Oriente, nueva sede del trabajo más o menos esclavo (salarios míseros, baja o nula cobertura social, penosas condiciones de trabajo), un lugar óptimo para la explotación. Europa y las economías desarrolladas abandonaron las manufacturas y, de paso, todos sus principios éticos. Una vez sustituida la cadena de producción por la cadena del dinero, era cosa de tiempo que el dinero nos encadenara y se hiciera con el puente de mando.