Desde entornos gubernamentales y entre "grandes empresarios" (más bien banqueros y directivos, que no es lo mismo) se difunde la música de que los cimientos para la recuperación están fijados y, para ello, se basan en algunas aseveraciones.

1. "La prima de riesgo ha bajado, lo que disminuye nuestros costes de financiación". Y es cierto. Pero el mérito es de la expansión monetaria en Japón y/o Mario Draghi (cuando, en julio, afirmó que haría lo necesario para salvar el euro), quien suministra liquidez sin fin a nuestros bancos bajo la condición de que sigamos sus directrices en materia de reformas. De lo contrario?

2. A pesar de una demanda interna deprimida, "nuestras exportaciones crecen desde el inicio de la crisis". Es verdad que se ha recuperado algo de la competitividad perdida por excesos de la burbuja, pero no se cuenta qué exportamos: productos de nivel tecnológico medio-bajo y bajo. Es decir, no vendemos coches de gama alta ni somos un vivero tecnológico como Israel.

3. "Con el rescate bancario, se han sentado las bases para el saneamiento del sistema financiero y, ahora, es necesario que fluya el crédito a empresas y particulares". No es cierto que el sistema financiero esté saneado: en privado, directivos bancarios anuncian un aumento de la factura del rescate, tras no haber vendido a parte de la banca nacionalizada (que sigue empeorando resultados). Pero es que, además, pese al "banco malo", la morosidad no para de crecer en la "banca sana"; al empeorar su balance, no presta y, al bajar el BCE los tipos casi a cero, busca rentabilidad... comprando deuda soberana de países "tan seguros" como España o Italia.

En realidad, los que emiten esas frases no se las creen y esperan que florezca el ladrillo o que los alemanes derrochen e impriman dinero, a ver "si nos sacan de la crisis sin que hagamos nada".