Las 9 menos 5 de la mañana es hora de alto riesgo en la calle. Cientos de madres y padres corren despavoridos tirando de sus hijos, camino del bus escolar. Mamás y papás llevan la angustia impresa en la cara, de sólo imaginar la odisea que se les avecina si el autobús ha arrancado. De los niños hay distintas clases. Están los que se han contagiado ya del mal de sus padres, y van con la cara atenazada por la angustia. Éstos, a veces, incluso tiran de los mayores, si son de cierta edad o abuelos. Otros van al trote del papá o mamá, sin tener muy claro el motivo de la zozobra pero aceptando que lo habrá. Algunos se dejan arrastrar perezosamente, con la mirada distraída en otras cosas. Como esta angustia mañanera es una preparación de la infancia para el estrés laboral que les espera, a lo mejor, mirando la actitud de cada uno, podríamos ver su futuro, y su postura ante el sistema.