El llamado periodismo ciudadano puede convertirse en una jauría salvaje cuando las redes sociales invaden territorios que no les competen y comprometen la seguridad de las personas. Eso sucede con frecuencia y con consecuencias imprevisibles. La última vez en Boston: coincidiendo con los recientes atentados, la jauría acabó poniendo en apuros a un estudiante de la Universidad de Brown a quien los usuarios de Reddit, una red que promueve el reporterismo internauta, identificó con uno de los terroristas de la mochila por su peinado, gracias a miles de fotos localizadas en internet. La acusación se propagó como la pólvora arrastrando tras ella, incluso, a dos medios de comunicación. Hemos vuelto al tam-tam. Todo esto que a simple vista parece un entretenimiento inocuo se está convirtiendo en un riesgo altísimo cuando el ruido se desata y se convierte, como en el ejemplo de Boston, en una conspiración contra un pobre estudiante ajeno a lo que estaba sucediendo. Sólo porque a unos tarados les dio por jugar a periodistas identificando asesinos, lo mismo que les podía haber dado por señalar o perseguir al primero que se les hubiera ocurrido. Y, claro, eso no es periodismo; el periodismo ya está bastante desprestigiado para caer en simulaciones. El bielorruso Eugeni Morozov, con su ensayo sobre los espejismos de libertad y conocimiento en internet, alertó del riesgo. Luego vino el pensador estadounidense Nicholas Carr a advertirnos del peligro de una sociedad adicta a las tecnologías. En su ensayo "¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? ", escribió que el problema para las generaciones más jóvenes, que han crecido con toda la tecnología al alcance, llegará si algún día tienen la oportunidad de quedarse a solas con sus pensamientos. Entonces, como mantiene Carr, no sabrán qué responder y demostrarán que están perdidos. El día tiene veinticuatro horas y de ese tiempo hay quienes apenas dedican un segundo a pensar. Se empeñan en buscar todas las respuestas de la sociedad moderna en la red, incluso a los criminales, igual que si se tratase de dar con una receta de cocina o un fallo del ordenador. Como es natural no las encuentran.