Las Cáritas de O Morrazo queremos compartir con la familia de Maru su dolor. Pero también queremos recordar lo grande que eran ella y su corazón. Su gran amor por las personas, sobre todo por las olvidadas, por las más necesitadas o desfavorecidas. A ellas se entregó. Les dedicó todo su esfuerzo, su trabajo y su vida. Y todo lo hizo porque lo que quería era hacer el bien y servir al prójimo, tal como Jesús nos enseñó.

Siempre alegre. Siempre con una sonrisa en la cara, una alegría que resultaba contagiosa para todo aquel que estuviese a su alrededor. Hoy su familia está triste. Esa familia de la que siempre hablaba con amor, pasión y orgullo de esposa, de madre y de abuela. A su familia le tenemos que agradecer que nos haya permitido compartir todo este tiempo con ella. Maru ha sido un ejemplo y nos deja una herencia de valores que tenemos que conservar: compromiso, esfuerzo, bondad, sacrificio, la unión entre todos nosotros y una inquebrantable fe.

Es cierto que hoy es un día triste. Pero estamos seguros de que la luz de Maru no se apagará y seguirá iluminando nuestro camino. El mejor homenaje que le podemos rendir es seguir adelante con su trabajo. Sin desfallecer. Sin rendirnos. Sin una mala palabra. Sin perder jamás la sonrisa y la alegría de vivir.

Resulta imposible expresar todo lo que Maru significa para nosotros y para todas las personas a las que entregó desinteresadamente su vida. A donde no llegan nuestras humildes palabras, seguro que llegan estos versos de Gabriela Mistral. Su poema "El placer de servir" es Maru.

"Toda naturaleza es un anhelo de servicio.

Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;

Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;

Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.

Sé el que aparta la piedra del camino,

el odio entre los corazones y las dificultades del problema.

Hay una alegría del ser sano y la del ser justo,

pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.

Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho,

si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.

Que no te llamen solamente los trabajos fáciles.

¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!

Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito

con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios:

ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.

Aquel que critica, éste es el que destruye, tú sé el que sirve.

El servir no es faena de seres inferiores.

Dios que da el fruto y la luz, sirve.

Pudiera llamarse así: "El que sirve"

Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos

y nos pregunta cada día:

¿Serviste hoy? ¿A quién?

¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre"

Descanse en paz.

*Las Cáritas de O Morrazo