Chocan algunos atuendos de Rajoy, en especial esa extraña gabardina corta con charreteras, color azul oscuro, en la que pasea por el mundo un corpachón embutido a duras penas. ¿Pretende reforzar la imagen de desvalimiento que hace que sus adversarios se confíen?, ¿Trata de dar la contraimagen de sus antiguos camaradas de Gürtel?, ¿Es una prueba ambulante de que a él ni le pagan trajes ni tiene sobresueldo para vestuario?, ¿Predica la estrechez con la estrechez? Es verdad que resulta aún peor un atuendo de postín repetido una y otra vez hasta convertirse en uniforme (caso de Bárcenas, el del caso Bárcenas), y el estado de crisis desaconseja cualquier alarde indumentario, pero el tiempo empleado en acabar encajando la carne en la dichosa gabardina podría aplicarlo en pasar por una tienda de ropa (sin sastre por supuesto) y probarse algo que difunda una marca España más juncal.