Don Manuel, en el recuerdo

allecido a consecuencia de un atropello, despedimos apesadumbrados hace unos días a Manuel Comesaña Sieiro, el que fuera hasta 1986 consejero delegado (y copropietario) de nuestro FARO. Me decía el fotógrafo Ángel Llanos cuando ya andaba por los 95 años que él pertenecía a una época de Vigo en que un contrato se podía sellar con un apretón de manos y a mí me parece que "don Manuel" era un superviviente de esa sociedad en que existían códigos no escritos de honorabilidad hoy imposibles. Entré en este periódico en 1981 con Armesto Faginas como director y, en los años que le conocí desde entonces, fuera en su despacho del Consejo de Administración o después en actos sociales diversos, siempre me sorprendió su educación, su respeto por el otro y su sencillez aún desde su alta atalaya de poder, su afabilidad y bonhomía. Casado con María Pilar Amado de Lema y con dos de sus hijos periodistas, aún está por descubrir, escribir y reconocer, a pesar de lo mucho conocido, el alcance de ese espíritu suyo no solo renovador sino de un emprendimiento que le llevó a un sorprendente haz de iniciativas empresariales buenas para Vigo. Él podría enriquecer como nadie con sus recuerdos de alto "standing" nuestra sección "Memorias", pero se nos fue antes de tiempo.

En amor y (viril) compañía

Yo les vi en amor y compañía el jueves en Casa Paulina celebrando, con un cocido de esos que allí sirven ese día o los domingos, la llegada del vino nuevo que el noble mesonero y antes carnicero Julio Novoa trajo de Ribadavia, como trae de Xinzo las porcinas carnes. Todos hombres, ni una sola dama que alterara el nivel testosterónico, vi en la misma mesa a todo un elenco que cito con sus apodos para dar fe de la riqueza de los mismos en Galicia y del carácter informativo que encierran: Chito Riera "superCíes", Félix Carnero "Celta", Manolito "C.A.M. "Suso "Mavesa", Miguel "Autopistas", Manolo "Lavadores", José Luis "Farmacias," Luis Cela "Bigotes", Miro Dios, Paco "Rodauto"... Estaban también "Zipi" y "Machiño", cuyos nombres no recuerdo porque les ha invadido el apodo, el compositor Suso Novoa, del que lo que no sé es el apodo, Ricardo, del que no sé apodo ni apellido... Brindaron y cantaron contra la crisis.

En la playa de Arealonga

Yo en la Paulina solo llevé a los labios un vino porque luego nos fuimos, por amical agasajo del excapitán de altura (pesquera y corporal) Eugenio Martínez, al restaurante Praia de Arealonga, sito ahí donde acaba la plata chapelense de tal nombre y reorientado hace un año por Alberto y Óscar Martínez. Tuvimos entrante de camarones y percebes que no desdeñé porque uno tiene que gozar hoy ya que no sabe qué pasará mañana; luego, esa lubina que traen de Portugal y ponen a la plancha. Fui con Emily Boullosa y Paco Tizón, vecinos ya de esta sección, y conocí en la mesa a Anselmo Prado León, hombre conversador que vive en la zona y que supo ser guardia civil, guardia jurado en Rande y hasta cartero. Jubilado, si fue activista del Club de Remo de Chapela, ahora es tanto poeta en el grupo vigués Brétemas como coralista en el Centro Cultural de Chapela o colaborador de Flores Mareliñas. No "para quieto".