Oído, cocina. Dice Anacleto que en la Administrasao galaica se está cociendo un follón del nueve largo.Y no es solo por lo que hacen algunos de sus mandos -lo de los recortes y todo el rollo- sino, desde hace una temporada, con lo que dicen. Por ejemplo la titular de Facenda, que predica urbi et orbi que para ascender en el escalafón hay que aplicar criterios objetivos y luego, tururú; y hace poco se dió un caso en una delegación donde en una remodelasao hubo de todo, menos esa objetividad. Uyuyuy.

Eso aparte, en algún sindicato echan chispas por el dato, reciente, de que en el mismo negociado repartieron trescientos mil euros como premio a la capacidad de llenar las arcas facendísticas y así mejorar los números de Laura sobre los de Martita, centrales -malévolas- dixerunt. El rojerío está que se echa a Zeus, porque estima de mal gusto esas diferencias de trato, y sugieren que, si a alguien le sobran cuartos, los trasvase a la señora Mato para ver si así mantiene empleo. ¿Eh?

El caso es que el cabreo sindical empieza a notarse extramuros, y puede poner en un brete la táctica de aparentar trasparencia en las cifras que hay que declarar y por tanto se pueden comprobar, y las otras, lo de los gastos propios del cargo, que diría un diputado. Eso por un lado; por otro quizá aparezcan de repente más denuncias sobre el modo en que algunos pueden obtener ayudas paralelas ytalytal, a través del antiguo sistema de las asistencias técnicas. Ojito...

Otra cosa. Anacleto recibió un mensaje, de un poncio nacionata -del sector histórico- actualmente ubicado en el limbo, en el que se hace constar que la posición adoptada por el nuevo portavoz Vence solo va a conseguir que su propuesta de Polo sólo logre atraer a las tribus talibanes de la periferia del sistema. Y, añade el poncio mensajero, también oyó algo acerca de que capte a quienes predican la guerra santa, que abjurarían y le regalarían esa baza. Porque es una baza nada despreciable.¿Capisci?