El rastreo de los fondos de la zona de Cariño (Ferrol) protagonizado esta semana por un equipo de investigación de la Universidad de Santiago de Compostela cumplió su objetivo: la localización de restos del navío de la Armada Invencible Ragazzona hundido en 1588. Pero la esperanza de que esta misión, en la que colabora la Unidad de Buceo de la Marina y la empresa de arqueología Argos, hallase algo más que munición quedó descartada por completo.

Por las fracturas observadas en las piezas de artillería que sí localizaron, los arqueólogos sostienen que pudieron ser golpeadas para comprobar de qué material estaban fabricadas, y tras confirmar que eran de hierro, las dejarían en el fondo. Y precisamente por la presencia de esta munición y la ausencia total de restos de madera o de cerámica, los investigadores interpretan que este pecio, al igual que ocurrió con el del Jupiter en Cíes, fue expoliado.

De 36 metros de eslora por 12 de magna, y 30 cañones, la Ragazzona era un mercante de la República Veneciana arrendado por España bajo el reinado de Felipe II para formar parte de la Armada Invencible y desarrollar maniobras técnicas bajo el mando del capitán Martín de Bertendona, al frente de la Escuadra de Levante. El hallazgo de unos primeros restos que podrían corresponderse con este buque se atribuye a un submarinista aficionado en 1990.