Mas no deja de apuntarse éxitos. Primero fue perder 12 diputados en las elecciones que adelantó para obtener una "mayoría excepcional" en la que sustentar su desafío soberanista. Luego, como 11 de ellos se los quedó ERC -lógico, para eso son los independentistas-, convirtió a este partido en la segunda fuerza del Parlament. Más tarde se dejó vampirizar por Esquerra para seguir sentándose en el sillón -qué iba a hacer- y regaló a los de Junqueras el título de partido con más futuro de Cataluña, incluso si Cataluña sigue a rastras dentro de España.

Esta semana, el blando y fútil viraje del líder de CiU al independentismo se ha cobrado otra víctima: el PSC; mejor dicho, la relación entre el PSC y el PSOE, que, al borde de la ruptura, deja a la exministra Chacón en tierra de nadie. La verdad es que Navarro no tenía otra opción: o se pasaba del todo al campo del "derecho a decidir", o desaparecía. Ya se sabe: en Cataluña, o eres català o castellà. No hay grises. Y si eres charnego, como Navarro, más, porque el apellido delata que no eres patriota, que quieres que el frutero sea libre de escribir "naranja" en vez de "taronja", etcétera.

Mas tiene tan interiorizado su proyecto de dinamizar el sistema de partidos que incluso ha puesto en el disparadero a su socio de los últimos 34 años, la UDC de Duran, que no sabe a quién detesta más: si al PP españolista o a la ERC que aún "levanta el puño".

Sin embargo, hay que reconocer que, en el caso del PSC, el president no tiene toda la culpa; Navarro también ha puesto de su parte. Si usted fuera primer secretario de un partido que está acusado de corrupción y espionaje, y que no deja de perder influencia porque se le ignora tanto en Madrid como en Barcelona, ¿no pediría también el "derecho a decidir" o la abdicación del Rey? Son los asuntos en los que hay que posicionarse -excepción hecha del contrato "en diferido" y la caligrafía de Bárcenas- y, sobremanera en Cataluña, la cosa republicana, y más si va asociada a la identitaria, vende ahora muchísimo.

Hoy día, en España no eres nadie si no tiendes tu propia cortina de humo. Navarro lo ha visto claro y no ha querido ser menos que Mas. Además, con sus propuestas -que los barones centralistas del PSOE no dejarán de celebrar-, el líder del PSC hace otra cosa, y esto es lo que más ha descolocado a Rubalcaba: Navarro ya no habla en clave de política catalana encastrada en la nacional, sino de política catalana a secas. Calcula cuán rentables pueden ser sus propuestas en el ámbito exclusivo de las cuatro provincias de la comunidad. Como si esta fuera a ser independiente. Y si lo va a ser, ¿para qué quiere al PSOE?