Sería importante que lucháramos por hacer todo aquello que creemos que no podemos hacer. Jugar de vez en cuando a perder. Quién sabe lo que te espera después de la derrota.

Como decía el bueno Jean Paul, no se debe confundir el desencanto con la verdad. Y es una amenaza siempre al acecho.

Qué escurridiza es la verdad y qué pegadiza es la mentira.

Algunas ausencias lo llenan todo.

Si pasas páginas con demasiada rapidez corres el riesgo de terminar el libro antes de tiempo y saber cómo acaba cuando lo importante es demorarse en las notas a pie de página.

Hay preguntas mal formuladas que no pueden dar respuestas válidas: no se es feliz, se puede estar feliz, que es distinto. Un verbo puede cambiarlo todo.

Escribir es cribar. Ojalá se aplicaran el cuento tantos fabricantes de tochos de papel hinchado.

No mates el tiempo, siempre resucita y acabará contigo tarde o temprano.

Los síntomas de enfermedades sin causas que la medicina pueda encontrar sugieren la existencia de un problema íntimo que no entiende de máquinas ni estudios. No hay médico que pueda curar eso.

Dicen más o menos en "Prometheus" que las cosas grandes tienen un comienzo pequeño. Y viceversa.

No hay que ser pesimista ni optimista ante el vendaval de malas noticias que cabalga cada mañana a lomos de la actualidad. Si se tiene un trabajo hay que pelear por él desde la profesionalidad: como esos músicos del Titanic que seguían tocando mientras se hundía el barco ofreciendo su mejor concierto. Y si no se tiene trabajo, no tirar la toalla porque hará falta para limpiar el sudor diario de un combate injusto y necesario.

Debería haber requisitos previos, un curriculum para ser padres, se escucha en la película "Detachment", sobre el mundo de la enseñanza. Película que nunca llegará a nuestras pantallas. Es demasiado buena.