Feijóo nos amenaza de repente con reducir el número de parlamentarios. Aunque pretenda engañar a las masas desinformadas diciendo que lo quiere hacer para ahorrar gastos, todos sabemos, y él también, que con esa trampa aspira a seguir en el poder, con mayoría absoluta, incluso en el caso de que menos gallegos voten al PP, que es lo que probablemente ocurrirá. Si quiere ahorrar gastos puede eliminar los puestos de asesores y asistentes de libre designación, reducir los cargos de las diputaciones (que tampoco son elegidos por los ciudadanos), y cerrar chiringuitos, consejos y fundaciones partidistas e inútiles. Pero ni Feijóo ni los 141 asesores de su gobierno quieren saber nada de todo eso.

Pretende aplicar la apisonadora de su mayoría, cambiando las reglas de juego en su propio beneficio, cometiendo un atentando contra la equidad, contra la pluralidad y contra la democracia. Le dan igual las protestas de todos los demás partidos, del millón y medio largo de votantes que no le votamos en las últimas autonómicas, e incluso de muchos de los 760.000 votantes del PP que, estoy seguro, no aprueban esta marrullería. Feijóo quiere blindar el monopolio del PP, aunque haga aún más injusta la Ley Electoral al aumentar la diferencia de votos necesarios para conseguir un escaño en cada provincia; y por eso mantiene también la barrera del 5% que disuade a muchos ciudadanos de votar a grupos políticos minoritarios, poniéndoles más difícil todavía el acceso a la representación parlamentaria.

La única opción que nos queda para evitar este atentado contra la democracia es que de los 38 parlamentarios actuales del PP, los que ocuparon los últimos puestos en las listas electorales, voten en contra de la propuesta de Feijóo. No tienen nada que perder, porque saben que con la reducción de 75 a 61 parlamentarios en el mejor de los casos (repitiendo resultados) el PP perdería 7 escaños, que son los suyos. Aunque actúen en su propio interés (para mantener una cierta opción a repetir), pueden decir que lo hacen por el bien de la democracia, que por esta vez se lo aceptaremos y les aplaudiremos. Basta con que uno solo de esos parlamentarios del PP haga lo que está bien, lo que tenga que hacer, y ponga los intereses del pueblo que le ha votado por delante de los intereses del Partido Popular: de alguna manera será un héroe. Tienen una última oportunidad de no convertirse en indignos cómplices, y pueden frenar esta mezquina felonía sectaria que se ha sacado Feijóo de la chistera.

*Coordinador UPyD Vigo