El tripartito gallego (PP-PSOE-BNG) sigue empeñado en mantener la injusta barrera del 5% que impide a los partidos minoritarios obtener un escaño si no llegan a ese porcentaje de votos en cada circunscripción electoral. En la mayoría de las Comunidades Autónomas la llamada cláusula de barrera es del 3%, pero en Galicia Manuel Fraga la subió en 1992 hasta el 5%, para favorecer el monopolio de esos 3 partidos. Lo deseable es que esa abusiva restricción desaparezca cuanto antes, también para las elecciones municipales, por su pernicioso efecto sobre muchos ciudadanos, que querrían votar conforme a sus convicciones, pero que al final se desaniman y no votan a partidos con pocas posibilidades de superar ese porcentaje, y optan por votar a uno de los partidos mayoritarios al considerarlos la opción menos mala.

Una segunda reforma necesaria de esa Ley es acabar con el anacronismo de las 4 circunscripciones electorales gallegas. Los parlamentarios elegidos por una provincia a veces ni siquiera son de allí, ni viven allí, y lo habitual que que ni se preocupen después por esa provincia donde han sido elegidos. Todos los demócratas debemos defender la circunscripción electoral única, para que el peso del voto de cada ciudadano gallego valga lo mismo. Es inaceptable que algunos parlamentarios por la provincia de A Coruña hayan necesitado más de 26.000 votos, mientras que otros de Ourense pueden ocupar sus escaños con menos de 13.000. Y sabiendo ese último dato, también es injusto y antidemocrático que los casi 24.000 gallegos que votaron a UPyD en las anteriores elecciones (lo que nos convirtió en la 4ª fuerza política de nuestra Comunidad siendo la primera vez que nos presentábamos), no tengamos ningún representante en el Parlamento Gallego.

También se debe reducir el número de Parlamentarios desde los 75 actuales hasta 61 (el mínimo permitido por el Estatuto). Esa medida no modificaría la proporcionalidad, pero ahorraría muchos gastos, lo que supone bastante dinero que se puede emplear para el bien de los ciudadanos. Y si se llevan a cabo las dos anteriores propuestas planteadas, tampoco modificaría la representatividad del Parlamento. Algunos políticos han dicho que esa medida les aumentaría la carga de trabajo, pero les debemos responder que todos tenemos que apretarnos el cinturón en esta crisis (y ellos deberían dar ejemplo), y que algunos Parlamentarios solo van a votar, y se dedican a otros negocios, por lo que son prescindibles. En ese sentido es plausible la decisión de la dirigente popular Esperanza Aguirre, que va a reducir de 129 a 65 el número de Diputados de la Asamblea de Madrid (aunque conviene recordar que la propuesta ya la hizo en octubre el Grupo Parlamentario de UPyD, y en aquella ocasión el PP votó en contra). Feijóo comentó la propuesta de Aguirre y dijo que le parecía muy sensata. Pues si no quiere ser insensato debería llevar a cabo esta reforma. UPyD ha pedido el mes pasado al Parlamento Gallego que lleve a cabo esa reforma, que también defienden Compromiso por Galicia, IU-EU y Demos el Cambio, entre otras fuerzas. Pero como no le viene bien al PP ni a los otros dos partidos del tripartito, no lo van a hacer. Espero que los ciudadanos tengan en cuenta el atentado contra la democracia (la tienen secuestrada) que cometen. Cuando UPyD llegue al Parlamento, si somos clave (como lo hemos sido en Asturias), exigiremos esa reforma a quien quiera gobernar: no porque nos beneficie, sino porque es lo mejor y es lo justo.

*Coordinador UPyD Vigo