No se ha explicado suficientemente por qué "Galicia" se editó en Vigo y se subtituló "Diario de Vigo". Su promotor, Ernesto Cádiz Vargas, representante de la firma de nitratos que iba a financiar el periódico, era cónsul de Chile en la ciudad, pero también lo había sido en A Coruña. Allí fue donde se celebró la primera reunión fundacional. Y era de facto la capital de Galicia, la más poblada, galleguista y culta. "Eixe nucleador da actividade cultural do antigo Reino", para los galleguistas.

En Vigo había dos periódicos muy asentados, FARO DE VIGO (FV), decano de la prensa gallega y "La Concordia", con medio siglo de existencia, que copaban el mercado local y provincial. No parecía el escenario idóneo para una nueva cabecera.

Pero "Galicia", con Paz Andrade al frente, va a producir dos rápidos efectos: uno profesional, otro ideológico.

El nuevo periódico, diseñado por Castelao, con su cuadro de excelentes colaboradores y con "El Sol" como referencia, llega con aires innovadores y agita el mercado.

FV reacciona y en pocos meses se moderniza. Incorpora el fotograbado y se convierte en un diario gráfico con el fichaje de los grandes fotógrafos de la época –Pacheco, Ksado, los Sarabia, Llanos–, y dibujantes como Federico Ribas y Maside.

El impacto en "La Concordia" es demoledor, ya que cierra a comienzos de 1924 para dar paso a "El Pueblo Gallego", que más tarde comprará Portela Valladares.

Pero es en ámbito ideológico donde más influye la presencia de "Galicia". Hasta su llegada, no había constancia autonomista explícita en Vigo. Ningún vigués había asistido a las dos Asamblea das Irmandades da Fala de Lugo y Santiago (1918–1919) lo que parecería confirmar la opinión de que una ciudad que se definía cosmopolita e industrial, más preocupada de los intereses materiales que del cultivo intelectual, era poco permeable a las ideas políticas. El falso tópico se interponía como una frontera entre Vigo y los autonomistas.

A partir de la llegada de las gentes de "Galicia" la ciudad empieza a respirar los nuevos aires políticos. Desde ese foco se irradiaba la ideología galleguista.

Es cuando se produce el cambio. De no existir en el proyecto autonomista, Vigo pasa a ser el epicentro en el plazo de ocho años. De ser ignorada, se convierte en los años treinta en el lugar elegido para las celebraciones galleguistas, en el simbólico 25 de julio, Día de Galicia.

La fiesta no se celebra en Santiago, Coruña, Lugo u Orense, ciudades de originarios núcleos galleguistas, y de sus líderes, ni en Pontevedra, donde se fundará en 1932 el Partido Galeguista, lugar de residencia de Castelao, sino en Vigo, donde radica Paz Andrade, que organiza las míticas reuniones y xantares de A Barxa.

En Vigo, a lo largo de 1931, discurre el ciclo de conferencias autonomistas, proyectado y presentado por Paz Andrade, con estos ponentes: Otero Pedrayo, Risco, Castelao, Gallastegui, Cuevillas... Lo nunca visto.

Vigo ya es galleguista cuando al año siguiente se reúne en Compostela la asamblea para redactar el estatuto de autonomía.

En correspondencia, la ciudad ofrece a Paz Andrade la oportunidad de reciclarse. Del joven que en la II Asamblea das Irmandades habla de los problemas del campo, se transforma en uno de los especialistas mundiales de la pesca y en excepcional jurista.

Paz Andrade no fue sólo un teórico, sino un hombre de acción. Le gustaba estar cerca de los acontecimientos, en el meollo de las cosas, pero sin figurar. Por eso fue editorialista, en tres etapas. En el diario "Galicia", del año 22 al 26. En "El Pueblo Gallego", en tiempos de la República, y en FV, en los años sesenta.

Antón Fraguas, otro de los grandes del galleguismo, condensó al personaje en esta frase: "amó a la tierra y al mar". De la tierra habló en sus comienzos, como hombre del Lérez, del mar desde que se instaló en Vigo. Ya no abandonaría la ciudad hasta el último viaje, cubierto con la bandera de Galicia, hacia el panteón familiar del Lérez.